En Irlanda del Norte las FFAA reales se han educado durante un tercio de siglo no en prácticas simuladas sino en medio de un prolongado conflicto bélico.
De los 4 componentes del Reino Unido, Irlanda del Norte ha sido la única permanente fuente de inestabilidad en medio de la que se presenta como la democracia más estable del globo. Los seis condados del norte irlandés tienen partidos totalmente distintos a los del resto del Reino Unido y la escena política ha venido marcada por el enfrentamiento entre los republicanos (partidarios de la reunificación de la isla irlandesa en una sola república) y los unionistas (leales al Reino Unido). Los primeros se han sustentado en la minoría católica y nacionalista que reclama que ellos sufren marginación económica y social en un estado lleno de privilegios para la leve mayoría protestante.
El Ejército Republicano Irlandés (IRA) se ha mantenido como la principal oposición armada que haya tenido que enfrentar permanentemente el aparato bélico británico. Sus raíces datan del movimiento insurreccional independista que conquistó la separación de 26 de los 32 condados irlandeses después de culminar la primera guerra mundial.
La actitud británica frente al IRA e Iraq contrastan. Los británicos han oscilado entre una política dura frente a lo que denominan ‘terroristas’ y buscar cooptarlos al sistema. Los del IRA casi asesinan a la premier Thatcher, han causado la muerte de civiles, incluyendo en centros comerciales, y lo más parecido a un once de septiembre que ha tenido Londres fue la voladura del IRA de varios edificios en su City financiera. Pese a que un sector de la población protestante les sigue tildando de ‘criminales’, los conservadores británicos iniciaron un acercamiento con el IRA a fin de buscar integrarlos en el sistema. Blair buscó continuar ello. Gracias a la zanahoria ofrecida el brazo político legal ligado al IRA, el Sin Féinn, se ha convertido en el principal vocero de los católicos nor-irlandeses, al punto que han llegado a detentar 2 de los 10 ministerios de Irlanda del Norte y hasta Belfast, la ciudad donde se reunirán Bush y Blair.
Dentro de los republicanos se cuestiona al IRA-Sin Feinn de haber ido dejando políticas antiimperialistas y socialistas para convertirse en adalides de privatizaciones o en convivientes con la presencia británica. Para Blair el camino nor-irlandés sirve como un ejemplo para mostrar a Palestina y a Euskadi indicando que la mejor manera de acabar con un largo movimiento subversivo no es con el aplastamiento sino con la cooptación.
El diferendo nor-irlandés no se ha resuelto, pero Blair puede reivindicar que ya no hay tanta violencia, que el IRA ha empezado a desarmarse y que el proceso marcha hacia algún tipo de acuerdo en el cual los protestantes acepten alguna fórmula de asociación con el sur católico y los nacionalistas acepten un tipo de ligazón con el antiguo imperio.
La progresiva asimilación del IRA y los acuerdos entre todos los partidos nor-irlandeses es algo que fue impulsada por la Casa Blanca. Ahora ésta, administrada por Bush y ya no por Clinton, ha presionado a Londres para que adopte ante Iraq una actitud contrapuesta a la establecida ante el IRA. No ha querido aceptar integrar a Saddam en el nuevo orden global aunque éste se desarme. La solución planteada ha sido la de la victoria militar total.
Dentro del electorado y del bloque parlamentario laborista hay gente que le ha exigido a su primer ministro que siga el mecanismo nor-irlandés con relación a Iraq. Blair ha dicho que eso es otra cosa pues se trata de un estado con armas de destrucción masiva y con un pueblo que clama ser liberado militarmente.
Mas, para la cuestión palestina Blair sostiene que el camino a seguir es el trazado en el Ulster y que se requiere un inmediato plan para establecer un estado en Gaza y la Franja Occidental. Bush de palabra apoya la iniciativa pero se encuentra bajo la presión del lobby sionista y de su aliado Sharon quien tiene un gabinete lleno de ministros que proponen la anexión o despoblación de dichas áreas palestinas.
La cumbre de Belfast también servirá para discutir que se hará con un Irak post-Hussein. Bush quiere que EEUU detente todos los ministerios y que su administración dure por lo menos medio año. Blair insistirá en darle la administración a Naciones Unidas con mayor participación de los iraquíes.
Mientras tanto la derecha republicana exige el aplastamiento de la resistencia iraquí y la Guardia Republicana anhela transformar Bagdad en ratoneras de sangrienta resistencia. Esa pugna entre republicanos de orientaciones tan adversas se da mientras los jefes aliados se han de reunir en la ciudad que llegó a tener un ‘terrorista republicano’ como burgomaestre.
Isaac Bigio
Analista internacional formado en la London School of Economics & Political Sciences.