El ‘kamikaze’ fue Eustaquio Picachuri, un minero ‘relocalizado’ (despedido) quien se inmoló en un acto de desesperación por no recibir pagos. Desde que en 1986 se fueron cerrando las principales minas y fábricas bolivianas se han desatado radicalizadas huelgas y marchas donde los mineros se han movilizado con dinamitas. Muchos despedidos han protagonizado ayunos secos, incluso crucificados desde lo alto de edificios.
Los ‘relocalizados’ han anunciado que se podrán repetir este tipo de acciones sino se les repone o compensa. El descontento en el altiplano es tal que en Octubre produjo la caída del presidente Sánchez. Su sucesor, Carlos Meza, sin embargo, sostiene que ese hecho no tuvo «ninguna connotación política».
Isaac Bigio
Analista Internacional

