Pese a que Mashdov, el principal líder independentista chechenio, cuestiona esos métodos hay un ala radical que asesinó al presidente impuesto por Rusia en Chechenia y que no duda en lanzar indiscriminadamente bombas humanas. Putin ha demostrado que sus reacciones son generalmente duras, pues eso le da popularidad. Antes usó armas de destrucción masivas para retomar un teatro en Moscú (en el cual parecieron 129, la mayoría rehenes).
Mientras Rusia anima los separatismos externos en Georgia y Moldova, reprime brutalmente el que tiene en casa. Esta actitud dura ante Chechenia le permite ganar votos, pero dificultará una salida negociada ante la actual crisis y animará la espiral violentista que al final podrá acabar minando a su gobierno.
Isaac Bigio
Analista Internacional