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En el 2000 él ganó las internas del Partido Laborista, pero el Premier lo vetó y él se vio obligado a postularse contra su partido, que lo expulsó. Blair dijo que él sería un desastre para la capital, pero ahora lo ha transformado en su candidato y en una ficha indispensable para mantenerse en el poder. En las elecciones generales del 2005 Blair las vería negras si no ganase la alcaldía londinense.
Cuando al “rojo Ken” se le readmite en el partido se expulsa de éste al parlamentario George Galloway, quien junto con Livingstone auspició la megamarcha de dos millones de personas contra la invasión a Iraq. Blair quiere evitar así el surgimiento de una alternativa por la izquierda al “Nuevo Laborismo”.
Isaac Bigio
Analista Internacional