Esta vez han hecho lo opuesto. Ante la rebelión armada de algunos grupos anteriormente ligados a paramilitares y golpistas, Washington, ha obligado a Aristide a exiliarse. El juez supremo Boniface Alexandre es el nuevo presidente, pero su poder es limitado. La mayoría de Haití está controlada por grupos armados dirigidos por antiguos policías, mafias y escuadrones de la muerte. Saqueos y matanzas ocurren. En la capital es fuerte el heterogéneo ‘Grupo de 184’ partidos, sindicatos y gremios, en cuyo seno hay intereses encontrados.
Haití está en caos sin FFAA, con la fuerza pública desbandada y lleno de destacamentos armados que representan una amplia gama de sectores (desde barrios populares hasta delincuentes). EEUU y Francia, adversarios ante la guerra en Iraq, ahora suman esfuerzos para organizar una fuerza de intervención en el país que en décadas pasadas ellos controlaron.
No se puede predecir cuanto durará la nueva ocupación o si ésta, mas bien, no acicateará más resentimientos y crisis.
Isaac Bigio
Analista Internacional