La indisciplina vial se podrá perseguir mediante la correspondiente multa por la infracción, pero nunca mediante una tasa. Según los textos legales consultados lo que se tiene que cobrar por este concepto debe ser resultado del coste real del servicio. Y ¿cómo puede subir el coste real de un servicio un 55 por ciento en un año, pasando de los actuales 84,14€ a los 130€ que se anuncian para el año 2005?. Y, en segundo lugar, si podemos encontrar un servicio de grúa igual realizado por una empresa privada, con un coste mucho más bajo ¿cómo es posible que una misma actividad tenga dos precios tan diferentes? Estos son los argumentos básicos que justifican nuestra opinión de ilegalidad.
El artículo 24 de la Ley reguladora de las Haciendas Locales establece que el importe de una tasa por la prestación de un servicio no puede exceder en su conjunto el coste real del servicio o la actividad que se trate. Por otro lado, la Ley de Tasas y Precios Públicos recoge, en sus artículos 7 y 19, que las tasas tendrán que cubrir el coste del servicio de la actividad que constituya el hecho imponible, y el importe estimado por la prestación de un servicio, o por la realización de una actividad, no puede exceder en su conjunto el coste real o previsible del servicio o actividad de que se trate y, en su defecto, del valor de la prestación recibida.
La Jurisprudencia en este sentido en los tribunales es amplia. El Departamento Jurídico de CEA realizó, en su día, una consulta al Defensor del Pueblo, solicitando su criterio por la subida de tasa de la grúa en el Ayuntamiento de Madrid, de forma semejante a lo que ahora se plantea. En su escrito de respuesta nos daba la razón en todas las argumentaciones planteadas, opinando que el coste del servicio era excesivo, y no se ajustaba a la fundamentación jurídica que recoge la Ley de Tasas y la Ley reguladora de las Haciendas Locales.
¿Cómo puede subir el coste real de un servicio un 55 por ciento en un año, pasando de los actuales 84,14€ a los 130€ que se anuncian para el año 2005?
Parece sin duda una subida abolutamente desproporcionada en comparación, por ejemplo, con el incremento del IPC interanual. Además, en la actualidad, si comparamos el servicio de grúa entre capitales importantes, nos encontramos que en Madrid, una retirada de la grúa hasta un depósito municipal costará 130 euros, frente a precios mucho más baratos en otras grandes ciudades españolas.
¿Por qué un mismo servicio, si es prestado por una grúa privada, cuesta mucho más barato?
Desde CEA no entendemos como un mismo servicio, si es prestado por una empresa privada puede tener un coste medio de unos 50 euros, mientras que si lo hace una empresa pública cueste 130 euros.
El servicio de la grúa es muy necesario, pero la indisciplina no puede tratarse con la subida de la tasa de la grúa: para eso está la correspodiente multa por la infracción.
La grúa municipal es un elemento que ayuda a la gestión del tráfico en las ciudades, de seguridad para peatones y vehículos, y de ayuda a la movilidad. Pero nunca debe plantearse como un sistema de recaudación paralelo. La indisciplina se podrá corregir a través de la correspondiente denuncia por una infracción y su multa económica, pero nunca mediante una subida injustificada de la tasa del servicio de retirada de vehículos por la grúa municipal. Y, como paso previo, debería establecerse un control claro y transparente de los costes reales del servicio, haciendo pública la partida de gastos que supone el mantenimiento de este servicio a los ciudadanos.
CEA también presentó alegaciones contra la subida efectudada en Barcelona.
En este mismo sentido, CEA presentó también alegaciones a la propuesta de subida del Ayuntamiento de Barcelona, que pasó de los 103,60 euros en el año 2003 a los 130 euros de este año 2004. Actualmente el tema está en manos del Sindic de Greuges (Defensor del Pueblo en Cataluña), que ha reclamado insistentemente contestación al consitorio barcelonés sin respuesta por parte de éste.
En definitiva, parece que los dos Ayuntamientos más importantes de España se han puesto de acuerdo para hacer de los automovilistas, una vez más, su particular “Gallina de los Huevos de Oro”.