Mas, el problema es que su propio partido (Likud) podría romperse y su otro aliado ultra-derechista (el Partido Nacionalista Religioso) podría acabar retirándose.
Esto generaría una completa restructuración del gobierno haciendo que Sharon se distancie de gran parte o de la mayoría de sus actuales aliados para hacer un bloque d eunidad nacional con sus contrincantes laboristas.
Unidad Nacional es el ala más radical de quienes se oponen a cualquier concesión territorial. Plantea que la Autoridad Palestina debe ser aplastada, que todas las zonas ocupadas en la guerra de 1967 deben ser anexadas, y que todos los palestinos de Gaza y Cisjordania se tornen ciudadanos jordanos. Si los palestinos rompen ese plan serían expulsados a Jordania.
De concretarse ese proyecto se podría producir la mayor limpieza étnica mundial en más de medio siglo. Entre 3 a 5 millones de palestinos deberían ser deportados.
En ninguna democracia hay algún gobierno que tenga ministros que promuevan abiertamente echar a más de un tercio de sus habitantes. Mientras un gobierno israelí tenga co-gobernando a esa fuerza jamás se amenguará la confrontación con el entorno árabe.
Lapid, ministro de justicia, ahora ataca al partido expulsado por promover la expulsión masiva de árabes. Sin embargo, tanto su Partido del Centro (Shinui) como Sharon siempre supieron del programa de depuración étnica pero, así y todo, optaron por co-gobernar con ellos.
Isaac Bigio
Analista Internacional