Washington veía con agrado como Gutiérrez fue abandonando su inicial izquierdismo para promover sus políticas económicas. Él fue junto a Uribe el mandatario sudamericano que más carta blanca dio a las tropas norteamericanas acantonadas en su territorio.
Palacio plantea retomar posiciones que abandonó Gutiérrez. En su gabinete habrán quienes pidan reducir la presencia o inmunidad de las 600 tropas norteamericanas de la base de Manta, y Correa, su centro-izquierdista ministro de economía, es crítico al ALCA y la dolarización. Si bien él acepta mantenerse en esos esquemas pide renegociar condiciones y el pago de la deuda y fortalecer la petrolera estatal.
Palacio se encontrará antes dos presiones. Por un lado habrán quienes le pidan una radicalización a la venezolana. Por otra parte, las bases del gobierno no son tan sólidas para iniciar dicho camino. La presencia sindical e indígena en las protestas no ha sido fuerte y tampoco hay chavistas encabezando las FFAA.
Capas medias y socialcristianas que participaron en la rebelión callejera anti-Gutiérrez así como muchos empresarios y militares y los EEUU le presionarán para un curso más similar al boliviano. Palacio, al igual que Mesa, carece de partido y mayoría parlamentaria, y podría sobrevivir queriendo ser un árbitro entre las distintas fracciones e intereses en pugna.
Isaac Bigio
Analista Internacional