El Partido de los Trabajadores, que venía siendo denunciado por ‘manejos corruptos’ en varios entes públicos, ahora es cuestionado por quien fuera uno de sus mayores aliados (PTB) por ‘comprar’ parlamentarios. De ser ciertas tales acusaciones (hoy sin pruebas), resulta difícil concebir que una corrupción a tan alto nivel no hubiese sido del conocimiento presidencial.
Lula querrá reducir la crisis recomponiendo su gabinete. Su gobierno se basa en una alianza entre el PT y fuerzas que están a su derecha. Mientras la izquierda le pide que es hora de ‘dejar de administrar al neo-liberalismo’ y haga reformas para ‘redistribuir las tierras y el ingreso’, Lula tenderá a tranquilizar a los mercados aceptando varios pedidos de sus aliados centro-derechistas quienes demandan tener un mayor peso en los ministerios y en la orientación del gobierno.
Isaac Bigio
Analista Internacional