Pakistán y Arabia Saudita fueron los mayores baluartes de Washington en el Islam. El fundamentalismo sunnita que ambos Estados impulsaban fue usado por EEUU contra socialistas, panarabistas seculares e Irán.
Los servicios secretos pakistaní y saudita trabajaron juntos (bajo el amparo de la CIA) para llevar a Bin Laden a Afganistán, armar a Al Qaeda contra los soviéticos y luego procrear a los talibanes y llevarles al poder.
Occidente también antes armó a Hussein contra Irán. El terror que Saddam y Osama usaron contra miles de civiles era ignorado por Washington y Londres mientras se emplease contra sus enemigos.
Luego los alumnos se rebelaron contra el maestro. El ‘Frankestein islámico’ seguirá creciendo mientras: a) no se revisen las causas que llevaron a crearlo, y b) no se reviertan las ocupaciones militares que hoy le ayudan a conseguir adeptos.
Isaac Bigio
Analista Internacional