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Viajero empedernido, nómada por naturaleza y tremendamente generoso, Pedro Monge ha regresado a España, concretamente a Barcelona, desde donde piensa seguir regalando “momentos lujosos” a todo aquel que los requiera en cualquier parte del planeta; porque aunque esté seguro de que su momento ahora está aquí, no olvida que es uno de los » niños mimados» de la » beautiful people» internacional. Su proyecto, diseñar menús de lujo en los domicilios de sus clientes o restaurantes que se lo pidan, está a punto de convertirse en una realidad en la Ciudad Condal y el restaurante La Tertulia, uno de los espacios gastronómicos de moda de la city, será el primero en ofrecer este exclusivo servicio una vez a la semana.
Ud no ha parado quieto en 50 años…
En realidad, no. Yo nací en Madrid y con 17 años comencé a viajar porque me encantaba. Ahora tengo 50 años y he recorrido miles de kilómetros en autostop. Estamos hablando de principios de los años 70´ en plena época hippye. Conozco toda Europa, Sudamérica, Norteamérica, Asia… pero todo el tiempo en autostop. Siempre viajaba solo y mi único objetivo era la aventura. Dicen que los que somos así en realidad huimos de algo. Le aseguro que si esto ocurriera en mi caso nunca hubiera vuelto. “Huyendo”, como algunos dicen, se aprende todo sobre la vida y uno mismo.
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Me acaba de matar la pregunta “tópico”. En casi 50 años y 50.000 lugares visitados habrá vivido de todo. ¿Tiene la sensación de haber estado en el sitio justo y el momento preciso o se ha perdido algo?
En esos viajes he conocido a gente muy interesante, unos anónimos y otros que posteriormente se hicieron famosos o que ya lo eran. He desayunado durante más de seis meses seguidos con David Bowie, porque éramos vecinos, y el otro día me di cuenta de que Jill Sanders es muy famosa ahora. Yo la conocí en Berlín y pasamos muy buenos ratos juntos. He tenido la suerte de estar siempre en el sitio justo y el momento preciso. Ahora creo que también estoy en esa situación. He vivido el Berlín de los años 79 y 80, la época de la New Wave, un movimiento impresionante; he participado en la movida madrileña; he disfrutado el mejor tiempo de París, te hablo desde el 68´ hasta el 71´; a New York llegué en un momento maravilloso e intenso.. pero lo que me enamoró fue Ibiza. Llegue y sufrí un auténtico flechazo. Entonces yo estudiaba Bellas Artes y pasé un verano entero en la isla.
Muchos “progres” se matriculaban en aquella época en Bellas Artes en París. ¿Me quiere decir que no huían de la grisácea España?
Bueno. Era una excusa para degustar un poco de libertad. Yo me di cuenta de que las Bellas Artes se me daban bien, pero nunca llegue a pensar convencido que fuera lo mío. Viajando y de casualidad me encontré de repente en una cocina. Antes de saber hacer un huevo frito me di de bruces con la alta cocina y también me enamoró. Como Ibiza. Comencé fregando platos en Berlín en uno de los mejores restaurantes del mundo que se llamaba Maitre, el único restaurante dos estrellas Michelin fuera de Francia, y a los seis meses era segundo de cocina. Me encantaba. Fue curioso, porque comencé siendo cliente y terminé fregando platos. La cocina alemana tuvo en los años 80´ un auge impresionante que en España no hemos vivido. No fue conocida a nivel mundial porque no tuvieron una guía.
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¿Le ha marcado de alguna manera esa vida tan ajetreada?
En lo fundamental no me ha marcado casi nada. Creo que sigo siendo igual que antes. Intento que nada de lo que sucede me influya demasiado, ni siquiera en la cocina. En estos mementos estoy terminado de idear un concepto nuevo. Me gusta la cocina pero también descansar de ella. Cuando me saturo abandono durante un tiempo corto y luego regreso con nuevas ideas y conceptos. Para ser sinceros debo decirle que solo hay una persona que me ha influido debido a mi admiración por él. Ese es Ferrán Adriá.
Son muy amigos, tengo entendido…
Estoy ahora mismo en su taller, pero sobretodo nos une una buena amistad. Tanto con él como con Alberto, su hermano,- que es un genio- he pasado muy buenos momentos. Siempre hemos tenido un trato de tú a tú, muy respetuoso y de admiración mutua.
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¿Siente añoranza de tiempos pasados?
Cualquier tiempo pasado dicen que fue mejor, pero yo he vivido cada época intensamente y mi momento actual me encanta. Estoy rodeado de la gente a la que quiero y que me quiere. Además estoy en un momento en el que me siento con la fuerza de asaltar Barcelona en el buen sentido de la palabra.
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Y ahora decide asentarse en Barcelona. ¿Le pesan los años o la experiencia?
Todavía no me pesa nada. Es el sitio justo y el momento preciso una vez más. Decido quedarme en Barcelona porque es una ciudad donde la gastronomía es una de las mejores del mundo en estos momentos y esto supone un reto para mí. Cualquier otro sitio no me hubiera atraído, incluido hubiera descartado New York. Aquí hay grandes cocineros, restaurantes estupendos y personas que valoran en arte de la cocina y desean comer bien. Es mi sitio y mi momento. He desarrollado un proyecto que creo jamás se ha visto aquí, basado en el “verdadero lujo” en la cocina. Hace mucho tiempo que no se come lujo en los restaurantes. Consideramos que es un lujo comer en ciertos restaurantes, pero ya no se come lujo. Es distinto. Voy a poner de moda el lujo. El producto de lujo presentado con sencillez. Voy a ofrecer a los comensales la mejor comida de su vida. Además voy a intentar adaptarme al comensal, que sea él el que me pida lo que desea sin que esté en una carta predeterminada. Y todo esto en su casa o en su restaurante habitual.
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¿Qué es el lujo para ud?
El lujo es que un momento para alguien sea irrepetible. Impresionante. Dependiendo del momento el lujo puede ser el campo o un palacio; una puesta de sol o una carrera de caballos. En mi caso el lujo es poder cocinar para personas que van a saber apreciarlo. Personas que van a comer en ese momento lo que desean porque quieren hacerlo. El lujo es algo mágico y muy simple que las personas tendemos a sofisticar y complicar asociándolo con cosas que son inalcanzables. Mucha gente diría que navegar en un yate millonario es un lujo, pero sin embargo se marean. Su momento en el yate nunca sería un lujo, al margen del glamour y otros condicionantes que asociamos al lujo. Conseguir momentos ideales y placenteros para nosotros mismos es un lujo. Comer algo cocinado de la manera que nos encanta en el momento que nos apetece es un lujo. Las personas tendemos a asociar esta palabra con elementos externos y estamos equivocados. El verdadero lujo es gozar de un momento mágico y por supuesto es diferente para cada persona.
Fue un lujo para ud cocinar para Steven Spielberg…
Estaba yo en el Círculo de New York haciendo unas demostraciones para El Bulli . Eran las Navidades y me pidió el postre del día. Tras probarlo entró y me felicitó. No solo estuvo Steven Spielberg, también Hilari Clinton y otros. Más tarde estuve cocinando para Spielberg en privado en su casa. También lo hice para los Clinton y para Juliani, el alcalde de New York en aquella época. Fue muy curioso, porque comencé por un postre y terminé dándoles de comer en sus casas. Saben lo que es el lujo y siguen llamándome. Conmigo disfrutaron mucho de la comida. Fue algo espontáneo que nos gustó a todos. A ellos y a mí. Ahora me reclaman de todo el mundo para que realice cenas privadas. De todas formas nuestra cocina esta muy bien considerada internacionalmente y Ferrán Adriá es el más alto responsable de esto. El es el mejor de todos los tiempos.
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Pero también hay entendidos en gastronomía a los que El Bulli no les gusta.
El Bulli crea conceptos, una comida para gente que va a probar cosas muy diferentes a las habituales. Tienes que dejarte llevar . Evidentemente acabas loco de tantos sabores y formas, pero es tanta la información que te ofrece a la vez, que para un cocinero es impresionante. Adriá imparte un Máster cada vez que cocina. Quizá no ofrezca el mejor menú del mundo, pero ofrece unos momentos de lujo impagables. La diferencia entre él y yo es que yo voy a adaptarme al comensal y él va a imponer su concepto.
Una empresa itinerante. ¿Cómo se come eso?. Que yo tenga entendido, el sueño de un “chef” es montar su propio restaurante…
Mi empresa va a ser itinerante porque yo tengo espíritu nómada y no puedo estar en un sitio determinado mucho tiempo sin agobiarme. Antes estaba por todo el mundo y ahora seguiré igual pero con base en Barcelona. Todo el que quiera disfrutar de mi cocina solo tiene que llamarme. Yo utilizo sus fogones y le preparo un menú de lujo para él y sus invitados, para él y su pareja o para él solo, si lo desea. Iremos a cualquier punto del mundo donde se requieran nuestros servicios. También haremos jornadas en restaurantes. Cocinaremos un día para un grupo reducido de clientes. Eso será un valor añadido para esos establecimientos que quieren ofrecer lujo a sus clientes por un día.
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¿Cómo surgió esta idea tan innovadora y práctica a la vez?
Fue la misma Barcelona la que me ofreció esta posibilidad. Yo quería quedarme porque la ciudad está en su mejor momento, pero odiaba la idea de establecerme en un sitio aunque fuera aquí. Hablando con amigos fuimos perfilando este modelo de negocio tan peculiar. Pienso que a nivel gastronómico puede suponer una oferta de alta calidad muy divertida, original y de lujo que aquí se va a entender muy bien. Ahora puedo permitirme hacer esto, ya que cuento con un equipo que me sigue, me comprende y sabe hasta donde quiero llegar. Al contrario que yo, son gente muy estructurada, porque yo a veces necesito que me hagan tocar tierra y mi creatividad no me permite ser un buen hombre de negocios. En eso necesito ayuda. Estoy acostumbrado a estar con gente que me respeta mucho pero que me pone firme cuando hay que hacerlo.
Cocina y moda. Ud estuvo muy ligado a lo ‘fashion’ durante algunos años. ¿Por qué no conseguimos que la moda española triunfe fuera de nuestras fronteras?
Yo creo que en España todavía no ha creado un icono y por eso la moda no se ha hecho internacional. Al fin y al cabo un movimiento siempre se reduce a una persona. Hay gente muy buena, pero hace falta alguien que tenga todos los requisitos de un genio. Esto haría que la moda se mundializara, lo mismo que ha ocurrido en cocina con Adriá. Lo que ocurre es que en España odiamos a los triunfadores. Intentamos salir o todos o nadie y esto no funciona así. Si alguien tiene capacidades para abrir brecha en vez de promocionarlo lo hundimos. Es el carácter. Fuera hay admiración por el trabajo del otro. Aquí hay envidia. Esto ocurre también en la cocina. No somos tan reconocidos como nos merecemos porque competimos entre nosotros en vez de apoyarnos y crear un proyecto común. Ahora para triunfar aquí hay que salir al extranjero y luego regresar a España.
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¿No tiene ud miedo a esto que acaba de decir?
Yo no tengo miedo porque soy internacional. He regresado después de haber triunfado fuera y además “siempre me quedará París o Londres o New York”. A lo único que le tengo miedo es a no estar a la altura de las exigencias de mis clientes. El hecho de no conseguir ese punto mágico me aterroriza. Necesito que la persona se sienta especial cuando prueba mis platos, porque son realizados expresamente para él. Totalmente personalizados. Es un miedo relativo que supero cada día porque surge cada día.
Me da la sensación de que el contacto personal con el cliente es fundamental para ud.
Me es un poco mas fácil cocinar para alguien a quién conozco, porque de esa manera puedo crearle un momento. Por eso prefiero cocinar para poca gente. Antes me informo, hablo con la anfitriona o el anfitrión y me cuentan como es la gente que va a comer, lo que les gusta, lo que desean, lo que esperan del momento… Eso es fundamental. La cocina personalizada es mi reto, porque cada cual tiene sus motivaciones a la hora de sentarse a una mesa. Todos quieren disfrutar, pero cada uno de una forma diferente. Cuando averiguo cuales son los lujos culinarios de mis clientes pongo en funcionamiento mi red de prospección para conseguir el mejor producto. No me importa ir a comprar los huevos a la última granja de Cataluña o del mundo si son lo mejores. Tengo localizada la calidad.
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Ferrán Adriá ha revolucionado la gastronomía a nivel mundial, pero ¿ y después de él qué?
La siguiente revolución en cocina va a ser la americana. Comienzan a estar presentes en todos los foros importantes de gastronomía. Todavía no tienen un cocinero genial, una estrella, pero quieren y están absorbiendo toda la información que pueden. Ahora están aprendiendo las técnicas pero no dudes de que desarrollarán la creatividad. Acabarán haciendo cosas nuevas sin copiar y ese es el comienzo del éxito. España en este aspecto ha puesto el listón muy alto.
Gema Castellano