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Hace 29 años EEUU y la élite cristiana saludaron la intervención siria que evitó que la izquierda musulmana y palestina tome el poder. Hoy Occidente ve a Siria como un paria pro-Irán que no quiere liberalizarse y que apuntala atentados contra Israel.
Siria ha empezado a replegar sus tropas, pero las cicatrices de la guerra civil libanesa no se han eliminado. Las marchas han movilizado sectores que antes guerrearon entre sí y que pueden revitalizar una nueva polarización.
Isaac Bigio
Analista Internacional