En definitiva…, los mejores momentos de Tocando los Bowlins, contados de una manera desenfadada, sin hacer sangre, pero poniendo a cada uno en su sitio. Comprenderán porque los políticos son tan amables con Willy…, cómo se puede ser amable sin dejar de informar y tocar las fibras sensibles de la actualidad. Preguntar lo que todo ciudadano querría preguntar, dar caña como le pide tanta gente.
Es una crónica desenfadada de la actualidad que recrea los mejores encuentros dialécticos entre el reportero y los diputados y trata de acercar a los ciudadanos el día a día de nuestros políticos.
Podremos observar como Zapatero se bunkeriza o como ciertos jefes de Prensa reparten codazos o también como algunos políticos aprovechan el tirón de la sección »Tocando las Bowlins» para ganar votos porque no los conocían ni en su casa a la hora de comer.
Es una obra «cañera» y libre, que reparte observaciones a diestro y siniestro y no deja títere con cabeza, no se casa con nadie. Está escrita con un ritmo muy dinámico y contando detalles que se escapan en televisión y que destapan la forma de ser de muchos políticos, para bien y para mal.
Tocando las Bowlins también cuenta con un decálogo del buen toca-bowlins y recrea dos entrevistas ficticias con George Bush y Fidel Castro. Veremos como hay ex ministros que se fijan más en la gorra del reportero que en las preguntas que le lanza o ministros que tienen siempre un disco rayado por respuesta.
Viviremos enfrentamientos clásicos como los de Carod Rovira o Esperanza Aguirre… los driblings del escurridizo Zapatero o el buen rollo con Rajoy. Sacaremos conclusiones sobre enemigos políticos y también veremos que hay políticos que no son tan enemigos.
Pero sobre todo nos daremos cuenta de que hay dos personas que se dejan tocar las bowlins: Guerra y Aznar. Guerra es Alfonso Guerra, no se confundan.
Págs.: 224
P.V.P.: 15.95€
Biografía.
Willy (no importa donde nació) es licenciado en Periodismo por la Universidad de Maryland (EE.UU). Comenzó su carrera profesional como corresponsal del Diario Ya
en Washington a la corta edad de veintiún años, al tiempo que colaboraba con Antena 3 desde su corresponsalía en esta misma ciudad. Más tarde entraría a formar parte del canal en español de CNN en Atlanta, y de vuelta a España se incorporó a los Informativos de Antena 3 y después al programa Espejo Público, donde comenzó a mezclar el humor con la actualidad. Tras un periplo por Oriente Próximo mochila en mano (necesitaba ver de cerca el conflicto árabe-israelí) atendió la llamada de Canal Plus, donde estuvo un par de años en el programa de baloncesto Generación Plus antes de volver a Antena 3 de nuevo para trabajar en diferentes proyectos. A punto de cruzar el charco de nuevo, hizo un casting y le contrataron para el programa Aquí hay Tomate, de Telecinco (donde cubría la actualidad política), pero los rigores de la audiencia llegaron a ese programa a tener un formato de corazón, y Willy, fiel a su enferma necesidad de preguntar a los políticos, termino con sus huesos en Pecado Original ‘tocando las bowlins’.