Por este motivo, una vez mas, reclamamos la movilización de la sociedad catalana y su soliradidad con la lucha de los inmigrantes contra la situación de injusticia que padecen, fruto de una ley de extranjería que solo les da dos salidas: la expulsión o la mas absoluta de las marginaciones.
Desde la »Ássamela per la regularitzacio sense condicions» exigimos al Gobierno una serie de demandas relativas a este proceso extraordinario de tres meses, iniciado el pasado febrero:
- 1.-Que se acepte cualquier documento acreditativo conforme la persona inmigrada vive en el país, y no solo el padrón.
2.-Poder acceder al permiso de residencia sin necesidad de un contrato de trabajo.
3.-que se alargue el proceso de regularización.
4.-No tener que presentar el certificado de penales.
5.-La renovación de todas las solicitudes denegadas, ya que hay personas que han perdido sus derechos adquiridos después de muchos años viviendo y cotizando en nuestro país.
6.-Regularización inmediata y sin condiciones para los menores de edad.
Y POR LA REGULARIZACIÓN SIN CONDICIONES
Mohamed Sarwar tiene cuarenta i cinco años (1960) y es natal de Pakistan. Esta casado y tiene dos hijos. En Pakistan trabajaba de manera esporadica como fontanero, pero desde que llego a Cataluña hace diez meses, no ha tenido la oportunidad de trabajar. Vino a Barcelona poque queria mejorar la situación economica de su familia. Después de cinco dias sin comer le duele el estómago y la cabeza pero tiene la moral muy alta y, si hace falta, llegará hasta el final. Todo para poder encontrar un trabajo y reencontrarse con su familia, que depende totalmente de él.
Nazmul Hasan tiene treinta y tres años. Nació en Bangla Desh (1972) esta casado y tiene una hija, que siguen en su país de origen. Ha estudiado empresariales y en Bangla Desh trabajaba como subdirector en finanzas en la ONG Peace for all. Llegó a Barcelona para participar en el Forum de las Culturas 2004 hace ya diez meses (22-06-04). Venía como representante de la ONG. Su estancia prevista era de siete días pero cuando llegó la hora de coger el avión de vuelta a casa decidió quedarse: “…se esta tan bien en Barcelona” A los veinte días de estar aquí fue despedido de la ONG.
Ahora vive en un piso de dos habitaciones compartido con doce compatriotas más y un chico peruano. A los tres meses de estar en Barcelona encontró trabajo como reponedor en un supermercado. Trabaja diez horas diarias y su sueldo es de 300€, de los cuales una parte la envía a su mujer e hija. Su jefe en el supermercado también es de Bangla Desh. Espera regularizar su situación en España para estudiar un master (MBA) encontrar un trabajo digno y para poder reencontrarse con su familia.
Jordi Salas