Una prioridad de las potencias debe ser destinar recursos para amparar a los millones de damnificados y prevenir calamidades. El maremoto post-navideño produjo 300,000 muertos y desaparecidos, y billones de dólares en pérdidas.
Esta vez ha habido mayor coordinación y precaución internacionales. Sin embargo, las potencias aún destinan pocos recursos a combatir esa real arma de destrucción masiva en comparación con lo que gastan en crear y mantener bombas nucleares y bio-químicas.
Para invadir Iraq y Afganistán se movilizaron decenas de miles de tropas y billones de dólares. Para prevenir sismos o socorrer víctimas no existe ningún fondo internacional significativo ni una fuerza multi-nacional de decenas de miles de voluntarios.
Isaac Bigio
Analista Internacional