Los anales del Mundial abren un paréntesis en Italia, justo cuando la bota itálica era regida por Benito Mussolini, quien con su maquinaria logró que su país fuera el mejor del planeta en 1934 y 1938, como clara afirmación del poderío militar y expansionista de su régimen. En 1958, el Reino Unido tuvo el aval de incluir a sus 4 equipos nacionales (Inglaterra, Escocia, Irlanda y Gales) dentro de los 16 participantes, mientras que sólo 3 equipos suramericanos entraron y ningún elenco de Asia, Africa u Oceanía compitió.
Ninguno de los países del llamado Bloque Socialista pudo entrar a un mundial antes de 1954, cuando se hizo la contienda en la Suiza "neutral".
Alemania -a quien se le impidió participar en los primeros mundiales de las postguerras (Uruguay 1930 y Brasil 1950)- se quedaría con la copa. Y es que en los mundiales ninguno de los grandes protagonistas de la "Guerra Fría" solía tener un rol significativo. China recién pudo hacer su primera participación en 2002, en tanto Estados Unidos últimamente ha empezado a invertir recursos en el "soccer". Rusia, en vida de Stalin, nunca participó de mundial alguno. La primera vez que miembros del Pacto de Varsovia compitieron en esta justa futbolera fue en 1954, al año de haber muerto Stalin. Sólo en dos oportunidades (Suiza ’54 y Chile ’62) equipos de países regidos por partidos comunistas llegaron a una final; ellos fueron Hungría y Checoeslovaquia.
Pasando a América, recordemos que Argentina logró su primer campeonato orbital bajo la bota del general Jorge Rafael Videla, quien junto a su cúpula militar bien acogió la cita mundialista como excelente maniobra distractora frente los graves conflictos internos del país. Al final el local ganó y en el camino quedó una muy dudosa goleada sobre Perú, en un partido clave que muchos señalaron como "favor" de un régimen simpatizante con la causa de Videla. Tal vez el combinado albiceleste sí tenía lo necesario para doblegar a la escuadra inca, pero las connotaciones de ese encuentro fueron siempre en contra de la trasparencia competitiva.
¿Y qué decir de los "duelos" entre argentinos e ingleses? Esos nunca podrán ser desligados de la política después de la "Guerra de las Malvinas".
Estados Unidos e Irán se enfrentaron en Francia ’98, acaparando la atención mundial por la rivalidad de sus gobiernos en distintos frentes. Al final los iraníes no pudieron ocultar el sentimiento nacionalista que se apoderó de ellos ante la "humillante" caída del "monstruo imperialista".
Isaac Bigio
Analista Internacional