Hace 66 años que Antoni Gratacós y Josefina Ortiz de la Orden fundaron este establecimiento en el 120 de Paseo de Gracia con el fin de ofrecer calidad y vocación de servicio a un mercado que siguiera las tendencias de la moda. Colecciones de "Prêt-a-Couture" que durante décadas han contribuido a la creación de exquisitos diseños para calle, fiesta y novias salidos de los más prestigiosos ateliers. Las sofisticadas telas sin transformar, venidas sobretodo de India, Italia y Corea, se reinventan mediante novedosos sistemas dando lugar a nuevas texturas que marcan tendencia y han hecho que el tejido Gratacós se conozca en más de treinta países por su calidad y diseño. Ahora, apoyada en una inconformista tercera generación, la empresa inicia una nueva andadura en el 110 de Paseo de Gracia con un espacio creado por el interiorista Lázaro Rosa-Violant, que compite en elegancia con Valentino, Gucci o Prada.
Pero a esta espectacular puesta en escena Gratacós aúna un concepto único en el mundo del textil español: la producción artesana de accesorios realizados en exclusiva para la firma por diseñadores internacionales con sus propios tejidos. Las colecciones se venden en la propia tienda y la “idea” va camino de convertirse en una nueva y productiva unidad de negocio para la compañía. Hemos hablado con Joan Gratacós, director de compras, quién nos ha perfilado los objetivos de Gratacós; y como no, las claves para comprender un sector complicado, el textil.
¿Qué pretenden con este importante giro en la presentación de su producto?
Lo que hemos intentado es, sin perder nuestra idiosincrasia, con el fondo del tejido, dejar de ser un almacén para convertirnos en una tienda abierta al público. Esta presentación de colores y de materiales, atrae. Debíamos aprovechar toda esta cantidad de gente que pasa por Paseo de Gracia. Nuestra situación es privilegiada. Toda la familia se ha involucrado en el nuevo proyecto. Contando con que nuestro tejido es fabuloso y además nuestro fuerte, hemos creado una idea absolutamente innovadora. Hemos buscado jóvenes creadores que quisieran complicarse la vida y que pusieran entusiasmo en hacer diseños relacionados con el tejido. Bolsos, botas, sandalias, etc. todo realizado con nuestros tejidos.
¿Quién comprará estos productos?
Estos productos debían ir dirigidos a una compra de impulso. La persona entra, ve y compra, pero además la idea sirve de plataforma a estos jóvenes diseñadores. Tenemos un escaparate que denominamos rotativo. Se cede a cada uno de los diseñadores que participan en el proyecto por un tiempo determinado para que expongan sus ideas. De esta manera la tienda se torna muy interactiva. Los clientes pueden ver el tejido y además adquirir accesorios exclusivos creados con estos tejidos por diferentes diseñadores.
¿Cómo llegaron a la conclusión de la incorporación de los complementos?
Como le decía anteriormente, toda la familia está involucrada en la idea. En un principio pensamos en traer accesorios de marca de lujo, aunque nos pareció un absurdo. Estamos rodeados de Chanel, Valentino, Gucci o Vuitton. Hemos apostado por algo diferente, original y exótico. Somos una empresa cuyos tejidos están presentes en treinta países y la idea es también que poco a poco podamos exportar nuestros complementos. Paseo de Gracia es un auténtico escaparate y como anécdota le diré que hace pocos días una clienta circunstancial nos ofreció la distribución para los países nórdicos. Tenemos la suerte también de no sólo tener una idea, sino además un equipo humano muy involucrado. Por otro lado es muy chocante encontrar una tienda de tejidos con el ‘glamour’ de las boutiques de las grandes marcas.
¿Nuevos diseñadores para gente diferente?
La gente tiene muchas ganas de ver algo diferente. Los “fashions” están un poco artos de ir de uniforme y cada vez más en Barcelona están apareciendo boutiques o gente -no solamente en moda sino también en restaurantes bares etc.- diferentes. Se trata de las ideas. Nuestra ciudad es un caldo de cultivo de ideas fenomenal que hay que aprovechar. La gente desea diferenciarse. La apuesta por jóvenes diseñadores o creadores con espíritu joven te introduce en un mundo expansivo impensable. El valor añadido que aportan al negocio es impresionante.
Una empresa tradicional con un mercado consolidado. ¿Para qué complicarse la vida?
La lucha está siempre en conseguir un producto con valor añadido. Hay que complicarse la vida en este sentido. De lo contrario es imposible tirar hacia delante y mucho menos triunfar. Nosotros estamos vendiendo nuestros tejidos incluso en China. Esto le puede parecer sorprendente. Si vas con el producto adecuado y el precio correcto, el mercado chino responde. Vendemos incluso a cadenas que tienen 50 o 60 tiendas. Evidentemente comparado con la población china esto supone una minoría, pero se trata de una minoría que consume, que compra y que paga. Si es necesario subcontratar y fabricar afuera se hace. No vamos a poner puertas al campo. No podemos pensar en tener nuestro rinconcito aquí y conformarnos. Hay que complicarse. Luego, a ese producto hay que darle valor añadido para que sea competitivo. Nosotros vendemos en EE.UU, Europa del Este, Rusia, Corea etc. áfrica, por ejemplo, tiene un mercado minoritario muy interesante donde también entraremos.
¿Italia sigue siendo líder en tejidos?
En Italia hay una gran cultura del tejido y fantásticos fabricantes. Nosotros llevamos también parte de nuestra fabricación a Italia, donde hay una experiencia en seda muy remarcada. También llevamos cosas a India. Es lógico que los diseñadores vayan a comprar sus tejidos a Italia. En realidad es la cuna. Los españoles estamos marcando nuestro espacio. A la feria de Shangai, por ejemplo, vamos un grupo de españoles que ya tenemos nuestro hueco entre italianos y franceses, quienes por cultura e industria tienen más fama. Debemos ir ganando la partida, pero hay que estar ahí con ideas, con innovación y atreviéndose. Nosotros ponemos nuestro granito de arena porque creemos en una industria fuerte y competitiva.
¿Cómo se gana la partida?
No debemos empeñarnos en fabricar las cosas de siempre. Las básicas. Hay que invertir en diseño, en la transformación del tejido. Conseguir acabados sorprendentes que no tengan nada que ver con el tejido original. Incluso, como hemos hecho nosotros, transformar el tejido en accesorios. El coste es muy importante. Toda esta innovación ha de tener un precio asequible al mercado. Es cuestión de pensar en como evolucionar tu tejido.
¿La promoción de nuevos talentos del diseño es también un objetivo?
Aunque hablamos de nuevos diseñadores, no solo participan en el proyecto los emergentes, sino también que también lo harán otros con mayor trayectoria. Hemos comenzado con ellos porque evidentemente se motivan mucho cuando saben que pueden tener sus creaciones expuestas en Paseo de Gracia, en una tienda consolidada y con prestigio como la nuestra. Para ellos es una oportunidad. Una manera de promocionarse que jamás hubieran imaginado. A nosotros también nos estimula el hecho de poder promocionar nuevos talentos.
Las colecciones de complementos podían constituir una nueva unidad de negocio para su empresa.
Exacto. Pretendemos que esta idea se convierta en una nueva unidad de negocio para nuestra empresa. Esperamos que se convierta en un pilar para el futuro. Por un lado nuestro tejido, un negocio que afortunadamente va muy bien, y por otro las colecciones de accesorios fabricadas con ellos.
Hábleme del nuevo espacio. Pocos imaginarían que está concebido para albergar piezas de tejido.
Tuvimos un asesoramiento privilegiado a la hora de recrear el espacio. Se trata del decorador Lázaro Rosa-Violant. No deseábamos el típico espacio con mucho vidrio, luz y espejo; sino que queríamos algo tradicional pero a la vez vanguardista. Que además recordara un poco al glamour de los establecimientos de los años ’40. Y realmente se ha conseguido. Hemos aprovechado mucho de lo que ya había y nos hemos basado en el reciclaje de materiales y maderas de antaño para conseguir dar un aire vintage, elegante y moderno. Pretendíamos huir de la frialdad de las boutiques demasiado transgresoras que no transmitiría nunca nuestra filosofía. El equilibrio ha sido el gran acierto del decorador.
Es curioso ver un diseño único y al lado un tejido exclusivo. Gratacós es vecina de Valentino.
Somos creadores de tejidos. Por tanto, tenemos nuestra riqueza en este sentido. Ofrecemos un abanico de posibilidades impresionante y las presentamos en un ambiente acogedor y sorprendente. La tienda en sí es un escaparate y nos enorgullece estar al lado de Valentino, que ofrece unos diseños espectaculares. No desmerecemos en absoluto y los diseños de esas tiendas nos enriquecen lo mismo que nosotros enriquecemos su entorno. Todos contribuimos en crear la espectacularidad de la zona.
¿Quiénes son sus clientes?
Nuestros clientes ante todo son profesionales que tienen un atelier, los modistos etc, que visten a una novia, una madrina o realizan creaciones para fiesta, etc. Modelos exclusivos que van desde el prêt-à-porter hasta la alta costura o el cóctel. Nuestros complementos los adquieren personas tanto de la ciudad como visitantes que buscan algo diferente que no van a encontrar en otro sitio en cuanto a diseño.
¿Alguien les dijo que estaban locos?
Hay que reinventarse o morir. Hay que reinventar el tejido para hacerlo más bonito e innovador y el complemento para hacerlo diferente. Algunos nos dijeron que estábamos locos al hablarles de nuestra “reinvención” específica. Sobretodo lo veían impensable en Paseo de Gracia, debido a la cantidad de grandes marcas que aquí se han instalado. Hemos recibido incluso alguna crítica que hemos analizado, pero teníamos muy claro lo que deseábamos hacer. Creo que hemos acertado. El público, tanto el local, que ya nos conocía, como el pasante, nos ha acogido muy bien.
Gratacós es veterana en Paseo de Gracia. Dígame. ¿Cómo ha evolucionado la zona?
La evolución del Paseo de Gracia desde los años ’40 y ’50 ha sido impresionante. Era una gran avenida plagada de tiendas de tejidos, ahora solo queda la nuestra, y posteriormente se instalaron todos los bancos. Ahora es la milla de oro de las tiendas de moda de alto lujo y restaurantes de diseño. Lo que sí sería deseable es que pudieran instalarse más tiendas con solera y alta calidad de aquí. Tenemos un ejemplo en Santa Eulalia o Gonzalo Comella. Gente de aquí que pueda ofrecer un producto de calidad para la ciudadanía y para el visitante. Producto autóctono. Evidentemente las marcas extranjeras dan a la zona un caché impresionante, pero el equilibrio le otorgaría una idiosincrasia muy especial y un atractivo añadido.
¿Cuál es el estado del sector textil?
No es un buen momento para la industria textil. Aún así, los que perduran cada año exportan más. El I+D, la investigación y desarrollo, es importantísimo. A nivel de ayudas económicas se debería apoyar la industria de una manera más viva, pero desde la Administración se debería impulsar y promocionar sobretodo el diseño. Si invertimos en un catálogo excepcional que usamos como herramienta para exportar necesitamos cierto apoyo. En el tema de la industria de la moda en Cataluña ha habido cierto desajuste político y falta de entendimiento. Esto no influye necesariamente en la industria del textil, pero provoca que no se tomen decisiones. Si no se toman acuerdos no hay perspectivas de futuro.
¿Falta de objetivos comunes?
Yo soy miembro de la junta de la industria sedera y la queja de siempre es que no hay unas directrices comunes a seguir entre las diferentes administraciones; la central y la autonómica. No se persigue un objetivo común. El Consejo Superior Textil nos apoya mucho en las ferias. Nosotros tenemos cuatro ferias importantes que son Shangai, Moscú, New York y París. Invertimos mucho en ellas y el retorno es fantástico. Aquí si que recibimos ayudas. No es que las ferias estén en crisis como se dice, sino que los presupuestos de las empresas cada vez son más reducidos. Ahora los empresarios se concentran en dos o tres ferias. Se intentan crear demasiadas pequeñas ferias y esto es un error. Asistir a todas las ferias es imposible incluso por falta de tiempo.
Las tiendas se ven obligadas a renovar sus colecciones más veces al año. ¿Esto beneficia al textil?
Como usted dice, el hecho de que los diseñadores roten más sus colecciones nos beneficia mucho. Ahora nos movemos por tendencias. Antes te pasaban un pedido y lo servías a los seis meses. Ahora es impensable. La labor comercial se ha endurecido pero es también más fructífera. Hay más competencia, pero si les ofreces la innovación los clientes compran. Quieren renovación. Compran menos cantidad pero más variado y continuado. Pretenden unas tiendas más frescas. Que sus clientes no vean lo mismo en septiembre que en diciembre.
¿Quién marca la tendencia?. ¿El tejido o el creativo?
La tendencia la marca la calle, la vida. La moda está en todos lados. Está en la calle y cada uno la absorbe como puede haciéndola suya.
Gema Castellano
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