Su tremenda sinceridad le impulsa a proponer, nunca a imponer, y lo hace desde un profundo respeto no sólo hacia las personas, sino también ante los materiales, las formas, las sombras – a las que considera un elemento más- o el medioambiente, por esto sus piezas son para toda la vida. El objetivo de Joan Lao es averiguar cómo conseguir que la gente viva mejor en un espacio y su camino la insistente investigación para dar con la atmósfera integral. Un reto en el que su intuición tiene mucho que ver.
Quedamos con él en su recién inaugurado espacio de exposición que complementará al que ya posee en la calle Balmes. Se trata de 1.500 sorprendentes metros cuadrados situados en el 214 de la calle Roselló; un auténtico laboratorio único en Europa donde el visitante puede empaparse del estilo de vida que propone Joan Lao sin que el impacto visual le sature. La armonía y el relax impregnan el espacio donde el diseñador ha mantenido los elementos arquitectónicos originales integrándolos con el mobiliario, creando así ambientes espectaculares donde las sombras y luces adquieren vida propia. Un piso más arriba se encuentra el estudio del creador, un auténtico contenedor de ideas para conseguir atmósferas. Joan Lao eligió un aristocrático ‘fauteuill’ verde hierba donde realizaríamos la entrevista, y ciertamente, estábamos en nuestro ambiente. Una vez más, había acertado.
Parece que desde hace unos años la figura del interiorista ha cobrado relevancia. ¿En qué momento comienza la tendencia de hacerse decorar la casa?
Yo creo que comenzó en el año ’85 de una manera acentuada, pero lo que sí han habido son diferentes etapas en cuanto al concepto y diseño de interiores. Quizás en esos años lo que se hacían eran cosas mucho más sofisticadas. Era como querer demostrar lo que se podía hacer dentro del espacio. Para mí es diferente. Según mi criterio, el concepto actual se basa en cómo se puede hacer vivir a la gente mejor en un espacio. Esta es la idea. La diferencia es notable cuando intentas hacer algo para impresionar u otra cosa realmente para vivir. Se trata de buscar el camino a través de este concepto.
¿La exageración de la innovación?
En esos años se hacían todos los elementos a medida, empotrados, etc. No se dejaba que la arquitectura respirara. Yo creo que el concepto interesante a seguir surge cuado tienes una arquitectura muy formada y los elementos que introduces dentro de ese espacio están absolutamente desligados de la arquitectura. La pieza de mobiliario y la arquitectura son claramente elementos independientes. Además, el espacio se crea a través de los sentimientos, del tiempo, de las necesidades. En definitiva, surge del proceso de la vida. Y sin lugar a dudas, de la persona que habita el espacio. El verdadero protagonista.
¿Uno mismo hace que su casa evolucione?
Creo en los espacios que se van formando poco a poco donde hay una pieza de un determinado estilo junto a otra diferente, porque tu vida va cambiando. Nunca estás en el mismo sitio. Esto queda representado en tu casa particular. En definitiva, se recrea la historia de lo que está pasando. El criterio de interiorismo ha variado muchísimo y por tanto el camino es distinto.
¿Apuesta por la perdurabilidad o por los cambios de decoración según tendencias?
Hay personas que necesitan cambios continuos en su vida y otras que, por el contrario, tienden a una perdurabilidad en su espacio y sus objetos. Yo soy partidario de que los objetos perduren. Es la manera más ecológica de trabajar y a la vez más consecuente. No olvidemos que, por ejemplo, cuando diseñas una silla estás matando un árbol. Me parece indigno que una silla sea temporal. El sistema más sostenible es la tendencia a que las cosas perduren. Muchas veces introducimos elementos frívolos por delante de elementos más importantes como es la sostenibilidad.
¿La tendencia impera sobre el estilo del diseñador?.
Creo que cada diseñador tiene una tipología de trabajo. Una manera de ver las cosas. Cada persona debe escoger a su propio diseñador, puesto que tenemos diferentes criterios. Yo tengo unos gestos propios, una manera de trabajar. Lo primero que debe saber una persona es quién es el profesional que va a aconsejarle y, por supuesto, lo que quiere. Lo que le gusta y lo que no le gusta. Hay gente a la que le gusta vivir en espacios abiertos y otros que no se encuentran bien así porque necesitan la “sensación nido”. Los hay que prefieren el minimalismo y otros que quieren estar arropados por objetos, etc. Todos estos factores deben ser requisitos imprescindibles a cumplir en el proyecto. Los interioristas debemos conseguir que una persona funcione en un espacio de la mejor manera posible. Que se encuentre emocional y ergonómicamente bien.
¿Afecta la decoración al estado emocional de las personas?
Nunca se piensa en como afectan emocionalmente los colores, las texturas, los volúmenes, etc. Ahora comienza a darse importancia al interiorismo. De la misma manera que se le dio importancia a la moda y ahora todos vestimos mucho mejor. En el mundo del diseño de interiores vamos como 50 años atrasados con respecto a la moda. La gente tiene las casas bastante mal. No cuentan con la suficiente experiencia. A veces las personas han hecho importantes inversiones en una casa con una falta de criterio absoluto. Simplemente lo que deben hacer es buscar un buen asesor. Se sentirían mucho mejor en sus hogares. Tiene una importancia emocional increíble y repercute más de lo imaginamos en la vida familiar.
¿Cuál es el perfil de su cliente habitual?
Es un segmento muy amplio. Se trata de una persona intelectualmente muy abierta, a la que le encanta estar en casa y le gusta aprovecharse en todo momento de los pequeños detalles de la vida. Es un cliente que viaja, mira y busca. No se conforma con ir a un McDonalds a comer. Busca el sentimiento y las sensaciones en todos los momentos de su vida. Le gusta disfrutar.
¿Se puede vivir bien en pocos metros cuadrados?
Realmente creo que no se necesitan muchos metros cuadrados para vivir bien e incluso a veces nos convertimos en esclavos de las casas. Una vivienda grande no significa la satisfacción absoluta. Puede ser de una esclavitud total. Yo creo que se puede vivir muy bien en pocos metros si los espacios están bien diseñados.
Usted ha convertido las sombras en un elemento más de ambientación. ¿Todo un ejercicio experimental?
Le pongo un ejemplo muy ilustrativo. Si tú te pones seis horas seguidas al sol te quemas. A veces mucha luz no es lo que conviene. Hay espacios en los que lo interesante es "la mucha sombra". Yo prefiero una luz tamizada y discreta a las luces de proyección brutales que matan todos los valores que puede tener un espacio. Pienso que la sombra es uno de los elementos importantes a tener en cuenta en la luz, y muchas veces es más que la propia luz. Las sombras son una parte muy importante del espacio. Grandes proyectos pueden fracasar por culpa de la luz.
¿Y los materiales?
Los materiales me someten a un ejercicio de investigación muy amplio. Yo viajo muchísimo, porque el viajar te da una visión muy diferente de las cosas. Comienzas a verlas en perspectiva. Lo que intento es ir buscando elementos que quizás estén descatalogados y que no están bien vistos como elementos consumistas. Que tienen unos beneficios cromáticos, de texturas o colores impresionantes. No me gustan los materiales que nos impone la sociedad de consumo.
Hábleme de estos magníficos 1.500 metros cuadrados de exposición.
Es como una composición musical. Cuando aparece una nota fuera de lugar se carga toda la melodía. En el espacio ocurre lo mismo. Partes de una distribución, sigues con un volumen, hay que introducir unos elementos dentro de este espacio que tienen que funcionar y terminas con el color, la textura, la iluminación, etc. Todo es importante. Si cualquiera de esos elementos no funciona se llega al caos. En una exposición como la nuestra, con 1.500 metros cuadrados, una de las cosas complicadas es sectorizar para que los espacios no interfieran dentro de los propios espacios. Todo debe estar muy delimitado a la hora de ser visualizado. Pretendo huir del exceso de imágenes.
Es un lugar muy relajante.
En primer lugar es un espacio de exposición pero también de investigación, puesto que yo trabajo aquí. Me sirve para ver las colecciones, para analizarlas, para ver la cara de la gente cuando las mira. Es muy importante estar en contacto con el público. Aquí todo está pensado para que las personas puedan visualizar todo. El volumen, el color, la textura, el tejido, etc.
Da la sensación de que usted se inspira poco en las tendencias…
Evidentemente hay unas tendencias, pero a veces éstas no son las más adecuadas para una persona. Yo cada vez estoy más inmerso en la tendencia del sentido común. Se trata de relajar a la gente. Creo que ya nos presionan demasiado para que seamos cada vez mejores. Intento que con cosas sencillas las personas puedan conseguir buenos espacios. Este es un criterio muy importante. El diseñador es un personaje que debe ayudar a la gente a vivir. Es el verdadero papel. Creamos cosas para la gente. Si yo creo cosas que las personas no utilizan mi función es absurda. Me convertiría en alguien que trabaja para sí mismo.
Cocinas y baños. ¿Los grandes olvidados?
La cocina es una parte muy técnica pero al mismo tiempo debe ser un espacio confortable y vivible. Yo creo en la cocina pensada para estar con los amigos, cocinar con tu familia, etc. Se convierte en un lugar de reunión. Debe tener una capacidad técnica muy bien desarrollada, pero al mismo tiempo debe ser muy cálida. En cuanto al baño, pienso que es un espacio muy privado donde normalmente estás solo. Creo en los baños acogedores. Me encanta la piedra natural puesto que tiene unos matices asombrosos. El baño ha sido el gran olvidado en las casas. En mi nueva colección adquieren una gran importancia.
Vemos baños con mucha personalidad.
En este caso utilizo la piedra como material predominante. Se trata de piedras absolutamente arquitectónicas en las que los elementos técnicos van incorporados. Las líneas son muy puras, con una personalidad muy discreta que se integra en el concepto de baño sobrio que yo tengo.
Dígame. ¿Es Barcelona la capital española del diseño?
Barcelona tiene un criterio mucho más evolucionado del diseño que otras ciudades españolas, pero creo que es a causa del camino que ya llevamos recorrido. No se puede negar que Barcelona es la capital del diseño en España. El resto del país está evolucionando mucho, pero esto es un hecho. La lástima es que no nos lo creamos. No manejamos el marketing como por ejemplo lo hacen los italianos.
¿Cómo hacer para que el diseño de espacios llegue a todos?
Hay que democratizar el diseño. Yo creo absolutamente en este discurso y opino que podemos poner el mismo ejemplo de la moda. Hoy en día todo el mundo puede adquirir ropa de diseñadores buenísimos. Se ha democratizado la moda. En este sentido, el diseño de interiores creo que se democratizará. Es el futuro. La gente tiene derecho a disfrutar de casas decentes, bien pensadas, y bien desarrolladas. Esto llegará.
En cualquier caso, el sector parece estar muy desorganizado.
Hablamos de un sector en el que tendíamos que unirnos más. Esto es importantísimo. Deberíamos tomar ejemplo de lo que ha hecho Ferrán Adrià en el mundo de la cocina. Hay que dar importancia al sector en general. En el momento que consigamos esto, todos nos beneficiaremos. Tanto los profesionales como el público. Cualquier alternativa que se haga es muy positiva, lo que ocurre es que siempre tendemos a criticar todo. Es un sector muy individualista. Este es el gran problema. El sector del diseño en general es importantísimo para un país. Los italianos han sabido aprovechar esto muy bien, porque han trabajado el ‘made in’ Italia a nivel internacional.
El sector hotelero parece ser una salida importante para los interioristas.
El sector hotelero está evolucionando muy bien y por otra parte el público está exigiendo lugares donde se encuentran muy a gusto. Los hoteleros se han dado cuenta de que necesitan el consejo de creativos para generar este tipo de lugares. Además se entra en un juego mediático que es muy interesante tanto para el propio hotel como para el diseñador. Puedes dar a conocer tu obra a través de la propia obra. Un concepto interesante y beneficioso para todos.
Sus colecciones son muy urbanas, pero noto una sutil influencia oriental. ¿Cierto?
Yo tengo ascendencia oriental aunque no lo parezca. Hace muchas generaciones. No se si se trata de algo que tengo en los genes, pero la verdad es que todas las teorías y criterios de trabajo sin darme cuenta confluyen con aspectos orientales. Además, he podido constatarlo a través de mis viajes. Creo que oriente tiene una filosofía mucho más global sobre las cosas. Todo es parte de un todo. Si yo soy consecuente con una manera de hacer general llegaré a un punto muy concreto, pero no sin antes hacer un recorrido. Quizás aquí basamos las cosas en algo más concreto. Más puntual. No creemos en el todo.
¿Cómo se llena un espacio hasta hacerlo habitable?
Es como el comer. Cuando pruebas por primera vez un determinado alimento puede que no que guste, pero a medida que lo vas asimilando llega a resultarte agradable. En el espacio ocurre un poco lo mismo. Todo el conjunto de elementos te van marcando el camino del futuro. Hay una evolución. Todo sucede a base de experimentar, de visualizar, de mirar, de conceptualizar y de pensar, que es muy importante. La intuición también juega un papel fundamental.
Imagino que su objetivo es internacionalizar su marca.
Yo lo que pretendo es disfrutar mucho con lo que estoy haciendo y pasármelo muy bien durante el día a día. Esto no es una profesión. Es una forma de vida. Yo trabajo veinticuatro horas al día porque es lo que me gusta hacer. Para mí no es un problema. Una de las cosas que me produce más satisfacción en la vida es ver un prototipo nuevo en el que he estado trabajado tres meses. O una obra acabada. No se como será el futuro, pero le pido que me de la misma satisfacción que ahora tengo. Si este camino me lleva a un reforzamiento de mi marca, perfecto. Lo que nunca haré es aceptar un proyecto si veo que el camino no tendrá un buen fin.
Gema Castellano
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