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Con ella, Mallo ha querido simbolizar que "todos los que vivimos en Madrid formamos parte integrante de ella". La mano "da la bienvenida" a su vez a todo aquel que quiera acercarse a esta ciudad, una especie de "saludo amigable" donde se aprecia "la frescura de Madrid y de su gente".
La elección ha supuesto un premio para Mallo de 30.000 euros. Minutos después de conocerse el fallo, Mallo casi no podía creérselo, a pesar de admitir que tenía "ciertas esperanzas" en la victoria dadas las distintas encuestas. El diseñador, de 26 años, se ha mostrado "emocionado, muy contento, en una nube" y ha contado que tardó unas dos semanas en definir su logo.