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El premier británico Brown muestra una gran contradicción. Apenas inició su mandato condenó a los regímenes de Zimbabwe o Birmania por violar derechos humanos. Sin embargo, los sauditas, que financiaron a los talibanes y a su súbito Bin Laden, tienen una tiranía aún peor. No obstante, Londres se ‘olvida’ de ello y de la persecución que mujeres, cristianos y demócratas sufren en esa teocracia pues les interesa el petróleo y el apoyo saudita a sus acciones en Iraq y Afganistán.
Isaac Bigio
Analista Internacional