Las cifras hablan por sí solas. En sólo 10 años, el sector pasó de exportar US$ 96 millones en 1996 a más de US$ 300 millones en 2007. Y la apuesta es aún más ambiciosa: en 2008 los envíos deberían superar los US$ 350 millones y en 2013 se batirían todos los récords, al llegar a los US$ 900 millones. Con este dinamismo ni el dólar ni la sequía han conseguido opacar a la berrymanía. Con cerca de 25.000 hectáreas plantadas, Chile claramente está entre los top ten: es el primer exportador del hemisferio sur, el segundo de frambuesas del mundo y tercero de arándanos.
Pero ojo. Porque si bien Chile supo sacar provecho de la explosión de este mercado y posicionarse en el mundo, ahora viene la segunda parte: satisfacer las demandas más específicas de consumidores que, como ya conocen muy bien el producto, piden entonces más color, mejor sabor y mayor calidad. Es el desafío que tiene Chile para que la explosicón no se detenga. Y para conseguirlo tiene que aplicar cambios importantes en cada uno de los rubros.
A continuación, un análisis de cómo están nuestros berries top y las claves para enfrentar los próximos años. Arándanos: invertir es urgente Partieron despacito. Pero ya el año pasado habían en el país 7.500 hectáreas de las que, hasta el 21 de abril de 2008, se habían exportado poco más de 30 mil toneladas, 6 mil más que la temporada anterior. A pesar de esas cifras y de que si bien hasta el año pasado decir arándanos era hablar de un futuro completamente dorado, la verdad es que el balance de los empresarios no es el mejor.
El culpable fue, una vez más, el clima: los fríos del invierno y el extremo calor del verano, retrasaron la cosecha entre 10 y 15 días. El resultado un una acumulación de oferta que afectó los precios finales. "La demora en el inicio de la cosecha impactó la calidad de la fruta lo que provocó hazos en los packing y en los puertos de llegada. Además, a raíz de la partida tardía nuestra fruta salió junto con la argentina, lo que produjo una baja de los precios", señala Gabriel Ormeño, presidente del Comité de Arándanos. Así, si en la temporada pasada por la caja de 12 kilos de arándanos se pagaron 13 dólares FOB Miami, este año fueron sólo 10. La mayoría se exportó como producto fresco (80%), seguido por congelados (10%) y jugos (10%).
Más allá de las especulaciones sobre los precios, los expertos coinciden en que llegó el momento de hacer inversiones. "Se está creciendo a una tasa del 40% anual y yo pronostiqué que el mercado no resistiría por un tema logístico y operativo. El principal problema es la disponibilidad y el alto precio de la mano de obra. Está la posibilidad de abaratar costos mecanizando la cosecha para fruta procesada que cuesta sólo el 25% de la cosecha a mano" explica Felipe Rosas, director ejecutivo de Berries of Chile y de RConsulting.
El pronóstico es que viene un cambio radical en este rubro. "Antes cualquier persona plantaba arándanos y tenía su negocio asegurado. Hoy, en cambio, no todos tendrán acceso, porque los mercados están exigiendo más calidad. La industria será más sofisticada en embalaje, prácticas de cosecha, variedades", concluye Carlos Ferrer, representante de la exportadora Sunnyridge.
Otro de los desafíos para los exportadores de los frutos azules, al igual que para todos los berries, es abrir nuevos mercados y dejar de depender del interés de los norteamericanos. Actualmente el 75% va a Estados Unidos y el 15% a Europa. Y, como es de esperar, las miradas se dirigen a Asia. Una vez más China, India y Corea aparecen como los países más apetecidos para próximos desembarques.
Frambuesa: precios por las nubes.
Verdaderas cuentas alegres sacan por estos días los productores de frambuesas. No es para menos; los precios a productor se triplicaron en esta temporada. "El año pasado el kilo costaba 80 centavos, mientras que hoy vale 2,2 dólares. Esto ocurre porque no hay stock mundial y la producción de países grandes como Polonia bajó", dice Felipe Rosas. Los expertos coinciden en que esta alza tan notoria de precio es algo estacional, pero que, de todos modos, debería estabilizarse en un punto intermedio, igualmente atractivo para los productores.
Sin embargo hay consejos para evitar un derrumbe como el que ocurrió hace algunos años. "La frambuesa requiere de un mecanismo de promoción genérica, porque el consumo y la oferta son muy parejos y basta que un gigante en producción como Serbia tenga un buen año para que los precios se derrumben", añade Rosas. En estos momentos se estima que en Chile hay 13.000 hectáreas de frambuesas, lo que implica una producción superior a las 60.000 toneladas.
Casi la totalidad de la producción se encuentra en manos de la pequeña agricultura, que es apoyada por Indap, tanto en financiamiento como en capacitación y que está trabajando en el encadenamiento productivo con los exportadores para que se cumplan los estándares de calidad y sanidad exigidos internacionalmente.
Sin duda, el mayor desafío para este rubro es mejorar los rendimientos, ya que se encuentra bajo la media mundial de productividad. Así, mientras Inglaterra y Escocia superan las 10 toneladas por hectárea, Chile no sobrepasa las 5 toneladas. La mayor parte de las exportaciones de frambuesas son en congelados (60%) y jugo (26%). Su principal destino es América del Norte, considerando a Estados Unidos y Canadá.
Frutillas: esperando el despertar chino.
Se estima que en Chile existen actualmente unas dos mil hectáreas de frutillas con un rendimiento promedio de 30 toneladas por hectárea. El 50% de la producción se consume como fruta fresca en el mercado interno, mientras que el resto se exporta mayoritariamente como congelado (40%).
Los envíos han crecido sostenidamente en el tiempo: de US$ 5 millones en 1995 a más de US$ 35 millones en 2007.
Los principales destinos son Estados Unidos y Canadá. "La ventaja de Chile en estos momentos es que Polonia, uno de los grandes productores de frutillas, dejó de cosechar por falta de mano de obra. Nosotros podríamos suplir esa oferta y si China comienza a comer frutillas sería espectacular", explica Vilma Villagrán, fundadora de la Agrícola Llahuén.