En esta época crítica en las que los empresarios viajan a la búsqueda de nuevos emplazamientos que les permitan accesos a mercados no cubiertos hasta ahora, Chile cuenta con un amplio repertorio de argumentos que lo acreditan como una de las plazas más seguras y serías de cuantas existen.
Así, mencionábamos la subordinación que se mantiene en el intercambio comercial con otras naciones, agreguemos que las exportaciones están muy diversificadas, más de un tercio van a Asia, otro a Estados Unidos y un tercero a la Unión Europea. Asimismo, este comercio se mantiene respaldado por acuerdos comerciales suscritos con casi 60 países situados en todos los continentes, representan a las economías más fuertes, de ahí que la exposición a posibles fluctuaciones en el crecimiento y el comercio internacional sean menores.
La estabilidad económica es otra de las fortalezas del entorno chileno, lo cual facilitara el emprendimiento o ampliación de nuevos negocio. La deuda pública representa sólo un 3,5% del PIB. Las cuentas externas están balanceadas, la suma de las reservas del Banco y los activos financieros acumulados por el Fisco Central están próximos a los US$ 50 mil millones de dólares, monto que permite garantizar el gasto social y la inversión pública.
Chile tiene un sistema financiero debidamente capitalizado y regulado. La crisis “subprime” es un desequilibrio que se generó por ciertas condiciones propias de los mercados financieros de los países desarrollados y esos elementos propios no están presentes en Chile.
¿Cuáles son? Déficit de capital, crédito de baja calidad crediticia o muy arriesgados, créditos muy riesgosos de productos financieros derivados y contingencias que no estaban en los balances por una regulación eficiente.
Más antecedentes. En el ciclo expansivo de la economía reflejado en el incremento del valor de las materias primas el país ahorró. De no haber obrado de esta forma, seguramente hoy nos estaríamos lamentando, con un menor acceso a crédito y más caro. Esta política contra cíclica de guardar para períodos difíciles permitirá disponer de más préstamos externos en condiciones favorables.
Entonces, ¿Chile estará inmune frente a la crisis de los países desarrollados?
Sintiéndolo mucho sí habrá consecuencias las que se verán atenuadas en comparación con otras regiones del globo. Algunos efectos ya los estamos presenciando. Veamos.
El precio de algunas materias primas ha bajado, casi bruscamente atendiendo al escaso tiempo transcurrido entre altos y mínimos, por ejemplo el cobre. De alcanzar casi los cuatro dólares la libra hoy está bajo los dos. Influyen en ello fuertemente las informaciones referidas al automóvil, la caída en las ventas en los Estados Unidos y en Europa repercuten negativamente ya que es un área intensiva en el uso de cobre. La construcción o el sector de las manufacturas también anotan un menor empleo de este metal.
Asimismo, observamos reflejos en el aumento del costo y en la disponibilidad del crédito externo, lo cual afecta a personas y empresas, a través de un menor consumo, inversión y empleo, no en los grados que se comentan en los países OCDE.
Con todo, existe algo provechoso que podría producirse dentro de este panorama decaído, la reducción de la inflación, favoreciendo a las personas de menos recursos y facilitando al Banco Central a que reduzca la tasa de interés.
El problema fundamental de la economía chilena en el último año ha sido la inflación y a tenor de la última información conocida del mes de octubre lo sigue siendo. El índice de Precios al Consumidor (IPC) registró en octubre una variación mensual de 0,9%, acumulando al décimo mes del año un alza de 8,5% y una variación en doce meses de 9,9%. El IPC subyacente aumentó 0,6% llegando a 9,3% en 12 meses la variación más alta de los últimos años. La autoridad es muy conciente de esta anomalía y su objetivo es devolverla a su rango de entre 2 y un 3% que es donde se ha situado en fases anteriores. La deflación que se anuncia en latitudes norteñas se antoja lejana.
No obstante lo expuesto hasta aquí, “el país se ha dotado de un marco de políticas macroeconómicas flexibles y de un pacto con la estabilidad que en circunstancias como las actuales tienen el desafío de amortiguar el adverso escenario internacional y asegurar la estabilidad” en palabras del presidente del Banco Central de Chile.
El Foro Económico Mundial (WEF) presentó el pasado mes octubre pasado, un estudio sobre la solidez de la banca internacional. El documento evalúa a las instituciones de crédito de 134 países en función de su nivel de capitalización, reservas y su perspectiva de crecimiento. Los 20 primeros lugares corresponden a: 1. Canadá 2. Suecia 3. Luxemburgo 4. Australia 5. Dinamarca 6. Países Bajos 7. Bélgica 8. Nueva Zelanda 9. Irlanda 10. Malta 11. Hong Kong 12. Finlandia 13. Singapur 14. Noruega 15. Sudáfrica 16. Suiza 17. Namibia 18. Chile 19. Francia 20. España.
Vengan a Chile, háganlo con confianza, el país tiene su vista puesta en el largo plazo.
Wolf & Pablo