Además, afirmó que "Chile ha sido un país con mucha suerte, porque cada punto más de crecimiento para China significa un beneficio para el país", debido a la demanda de cobre que de ello deriva.
Frente al alza de precios que han tenido los granos, petróleo y otros commodities, Harberger dijo que el saldo neto de eso es beneficioso, porque Chile exporta cobre y otras cosas cuyos precios han subido, al tiempo que importa otros bienes.
Según el economista, en términos reales, no ha habido mucha apreciación del peso chileno respecto al dólar. "Lo que la gente ve es el dólar y el peso relativo al promedio mundial no ha sufrido una apreciación importante, hasta ahora, pero en parte esto se debe a que se ha acumulado en el exterior más de US$ 30 mil millones", dijo Harberger.
Destacó el desempeño de la economía chilena y alabó las capacidades de los economistas chilenos respecto de sus pares de América Latina.
También agregó que China estará entre los líderes del crecimiento mundial en al menos las próximas dos décadas, "lo que yo espero para China es que la gente se acostumbre a sus rentas altas y empiece a consumir más y la gente ya no ahorre tanto porque ya tiene ahorros acumulados ", afirmó
No menos importante fueron las manifestaciones de Sebastian Bernstein, ex secretario ejecutivo Comisión Nacional de Energía, indicó que una central nuclear de 1.000MW es lo que necesitaría Chile cada dos años a partir del 2022, y un poco más adelante va a ser una cada año.
Bernstein, subrayó que Chile todavía tiene algún espacio para ir preparando el ambiente y que "no hay que tomar una decisión inmediata, porque una central nuclear no se va a necesitar antes del 2020. A su juicio, las centrales debieran construirse en algún punto intermedio entre el Sistema Interconectado Central (SIC) y el Sistema Interconectado del Norte Grande (SING).
Hace ya algún tiempo Bernstein, refiriéndose a la política energética de Chile, señaló que está existe hace más de 25 años y que no se debe cambiar. Comentó que “la estrategia energética nuestra se basa en el funcionamiento de los mercados competitivos y en el rol subsidiario del Estado en sus dos facetas. La primera es dejar actuar a los individuos, a las comunidades y a las organizaciones intermedias, en particular la empresa privada con preferencia al Estado. La segunda faceta es canalizar la ayuda del Estado a los sectores más desvalidos de la población. Y eso se ha hecho, se está haciendo y a mi juicio, si uno lo analiza desde esa perspectiva, las cosas han funcionado bien.”
No menos importante es su aclaración con respecto a la confusión que suele producirse entre seguridad e independencia energética. “Se dice que hay que promover todas las formas de energía que nos den independencia energética, sin pensar que pretender ser autárquicos en energía tiene costos absolutamente insoportables”, señala.
Continúa, “La independencia energética puede lograrse perfectamente aún si se depende en un 90% de combustibles fósiles importados, que son commodities en el mundo y en las cuales hay una gran diversidad de proveedores. Los precios son conocidos y no hay posibilidades de monopolios o de cortes de suministro. Depender de carbón, petróleo, gas natural licuado no significa pérdida de independencia y hay que aceptar que nuestro país va a tener que vivir en esa situación ahora y a futuro, porque no tenemos recursos propios. Tenemos recursos hidroeléctricos, carbón en el sur, pero no tenemos petróleo, y eso no es intrínsecamente malo. No importa en verdad depender de esas fuentes externas.”
Tomen nota los que están interesados en invertir en el sector de las energías en Chile. “Ahora bien, las demandas futuras de energía implican duplicar las instalaciones cada 12 años en el sector eléctrico, y cada 15-16 años en el sector petróleo/hidrocarburo. Hay que ser realistas, estas demandas van a ser abastecidas fundamentalmente por los medios convencionales es decir carbón, hidroelectricidad y petróleo.”
Bernstein decía que “si uno mira las proyecciones de matrices energéticas a nivel mundial, uno se da cuenta de que la situación es muy parecida a la de Chile. Entonces, no hay que formarse expectativas falsas respecto de lograr independencia a través de la promoción voluntarista de determinadas formas de energía.”
La actividad económica chilena avanza, la visión de un economista destacado como Harberger así lo corrobora, procurando no descuidar materias que son básicas, indispensables para labrar el futuro, como el sector de la energía, en el que se sustentan los proyectos de todos.
Tomás Pablo