La reciente historia económica de nuestro país es el gran aval para que así aconteciera. En la década de los setenta y ochenta experimentó muchas de las vicisitudes que se nos están informando día a día, entonces se les dio respuestas contundentes resolviendo los males que la aquejaban, permitiendo que el país volviera a levantarse.
Nos sorprende que para un Foro de estas características, atendiendo a las muchas urgencias e insuficiencias que requieren de respuestas inmediatas que permitan cuanto antes se comience a recuperar la confianza en los mercados –no olviden que estamos en medio de una crisis muy fuerte de certezas-, no se haya convocado previamente a un grupo de expertos para que prepararan un documento de trabajo con propuestas que sirvieran de soporte para tomar decisiones que es de lo que se trata.
En este G- 20 se privilegia la demografía, quedan fuera las naciones que se han preocupado de fortalecer la seguridad jurídica, contar con las mejores regulaciones, asegurar su estabilidad política y económica, el adecuado funcionamiento de los mercados y de sus entidades financieras, que son las que otorgan convicción a las instituciones y empresas a la hora de actuar.
Lo que nos ha afectado a todos en mayor o menor medida no es un problema privativo de cada estado, aunque el origen tenga un epicentro claro, no son materias que se solucionan atendiendo a quién tiene más habitantes o más territorio, la o las propuestas de reformas deben ser inteligentes, deben atender a cuestiones técnicas que proporcionen certidumbre, no a un espacio o grupo determinado, sino al planeta y deberían ser ratificadas en organismos multilaterales.
Se habla a diario de la recesión como si esta fuera la primera vez, se confunde el accionar de la Bolsa con la economía real como si nada, se emiten frases grandilocuentes alejadas absolutamente de la realidad, al final el crecimiento y el empleo son los que sufren esta sin razón.
De ahí que este encuentro de Jefes de Estados y Presidentes de Gobierno debe estar presidido por una minuta de trabajo que apunte a los asuntos concretos y cruciales, aquellos que harán que el mundo vuelva a confiar en su sistema financiero como administrador y garante de pagos. De quedarse en devaneos y escarceos, el pánico seguirá adueñado del ambiente cotidiano para provecho de unos pocos y mal de muchos.
Hace unos días les informábamos del viaje de más de cien empresarios españoles a Chile, noviembre y diciembre se presentan igual de intensos en visitas empresariales, lo que no deja de ser un buen síntoma. Conversando con algunos de ellos me contaban que uno de los argumentos que les resultaba más atractivo para tomar la decisión de invertir en Chile en sectores no financieros eran las tasas de retorno, en la mayoría de los casos por sobre el 10%. Este es un dato a tener muy en cuenta, la vuelta a la normalidad en la actividad económica se ve reflejada entre otros en este guarismo, mientras más alto sea es que estamos en la senda del crecimiento.
Los esfuerzos que están haciendo muchos países en I+D+i deben continuar con el mismo o mayor tesón con el que se han venido haciendo hasta ahora, no quitar el pie del acelerador, aquí es donde nos estamos jugando el futuro. Con perdón, no en la Bolsa.
El crecimiento que da lugar a empleos, estudios, y mejor calidad de vida, viene de lo bien que lo hagamos en nuestros respectivos puestos de trabajo, cualesquiera que ellos sean, todos son importantes. Los conocimientos ya adquiridos permitirán que muchas empresas innoven generándose bienes y servicios que volverán a encantar al consumidor.
El sector financiero internacional demanda algunas reformas con premura, que no entorpezcan la operatividad de organizaciones y compañías que es donde descansan los fundamentos de la expansión de las economías y puestos de trabajo, y en último término de la sociedad entera.
Chile, sus autoridades públicas y privadas han actuado con mucha mesura, particularmente en el período de las “vacas gorda”. ¿Qué hicieron?, ahorraron. ¿Que representa esto?, en épocas como las actuales acceso a mayores créditos y más baratos.
La banca chilena se ha conducido de manera muy ortodoxa, esta capitalizada y líquida, ajena a derivados financieros complejos o con riesgos fuera de sus balances. De ahí que el sector productivo puede gozar de tranquilidad, sus peticiones pueden ser oídas y atendidas. Las situaciones más difíciles, especialmente con las Pymes, las autoridades están inyectando medios –recientemente US$ 850 millones de dólares-, para que estén a su alcance.
Sepan ustedes que la capitalización de los bancos chilenos está por sobre el 12% cuando lo exigido es un 8% de capital. En cuanto a eficiencia en el gasto el Deutsche Bank califica a la banca chilena en el tercer lugar entre países emergentes, los créditos llegan al sector real con menos gastos.
Por último el sector bancario nacional tiene una baja dependencia del sector externo. El 92% del “fondeo” proviene de recursos internos. ¿Qué se va a resentir en Chile con esta crisis internacional? El crédito al consumo, de crecer a un 20% lo están haciendo al 13%. En tanto el crédito a las empresas si está aumentando. Empresas que se financiaban en el exterior están haciéndolo ahora en la banca local.
En definitiva, ojalá se avance en la reunión del G-20 mediante toma de decisiones reales y prácticas, nos habría gustado conocer el diagnóstico y las recetas que se proponen, y no nos cabe ninguna duda que Chile debería haber asistido, dispone de uno de los mejores equipos económicos en el área pública y privada a nivel global, tendrían mucho que decir y aportar.
Wolf & Pablo