El proyecto significó una inversión de 175 millones de pesos, de los cuales el 60% fue aportado por el FIA, el 30% por el Inta y el 10% por los exportadores. "De las cuatro especies estudiadas, las moras mostraron los niveles más altos de antioxidantes, seguidas por los arándanos. Dentro de esto, las variedades de mora Navaho y Cherokee fueron las con mayores niveles, mientras que en arándanos fueron la Elliot, seguidos por O’Neal, Bluecrop, Duke y Brigitta. Según nuestro estudio, el contenido de AOX fue de 30% más alto que el reportado para las mismas variedades en otros países", señala el doctor Hernán Speisky, profesor titular de la Universidad de Chile y jefe del laboratorio de antioxidantes del Instituto de Tecnología de los Alimentos, Inta.
La explicación pasaría por las condiciones climáticas y de suelo en Chile que pueden ser favorables para el desarrollo de los antioxidantes. "Sabemos que ciertos genes involucrados en la síntesis de polifenoles – tipo de antioxidante- pueden expresarse más o menos en función de la exposición de la planta a grados diversos de luz, temperatura, humedad, composición de la atmósfera o de los suelos, etc. La configuración de lo anterior podría beneficiar la expresión de genes antioxidantes para una cierta variedad y especie de berries en una parte del planeta y ser menos beneficiosa en otra", explica Speisky. Los resultados son muy positivos para Chile.
Lo que queda es sacarles partido para que se conviertan en un valor agregado que permita ganar nuevos espacios de mercado. Y ya hay empresas trabajando en eso. Para eso, los mismos investigadores acaban de ganar un fondo de Innova Chile para desarrollar productos funcionales a partir de estos frutos. "La idea es desarrollar una tecnología que nos permita extraer los antioxidantes que contienen, estudiar sus efectos sobre la salud e incorporarlos a diversos alimentos; por ejemplo, a galletas, helados o yogures, lo que les daría el estatus de alimentos funcionales", agrega Speisky. Esto permitiría exportar no sólo berries frescos, congelados o deshidratados, sino también otros productos que son muy demandados en todo el mundo. "Hay que desarrollar nuevos productos que incorporen la riqueza antioxidante de nuestros berries. A los consumidores ya no les basta con que un fruto tenga buen sabor, sino que desean productos saludables que les disminuyan el riesgo de patologías cardiovasculares, el cáncer e incluso el Alzheimer", concluye.
Imaginación e innovación es lo que hay que aplicar para convertir estas características en nuevas alternativas. La empresa Natural y Más también está en la carrera de producir alimentos nutracéuticos como vinagres, mermeladas en base de frutillas, frambuesa y mora. "Producimos berries orgánicos y aprovechamos la calidad del suelo chileno que, al ser más arcillosos, genera un producto mejor. Estamos negociando para exportar nuestros vinagres a Japón porque allá incluso hay bares de vinagre. ", señala Mónica
