En la realización de esta pintura, Dalí aprovecha el reverso de un paisaje hecho con anterioridad, Sin título. Paisaje con olivos, c. 1923 pintado, como es habitual en este período, directamente sobre la tela. Vemos un rostro desplegado, realizado con colores muy intensos.
Esta imagen, desplegada, con la que se representa a sí mismo, está sujeta a distintas interpretaciones. Hay autores que defienden la presencia de Federico García Lorca en la producción de la obra de Dalí, concretamente en algunas telas de los años 1926-27, coincidiendo en el mayor momento de sintonía entre ambos personajes.
Otros autores, sin embargo, consideran que en las obras realizadas por Dalí en 1926 la influencia de Pablo Picasso es determinante. Dalí visita el pintor malagueño en abril de este año en un viaje que realiza a París acompañado de su hermana y su tía. Picasso, por quien Dalí siente una gran admiración, le recibe y le enseña sus últimas obras que próximamente se iban a colgar en la galería de su marchante, Paul Rosenberg. La visión de estas telas causa en Dalí una gran impresión y en las obras que realiza a partir de este momento encontramos importantes referencias y analogías con las obras de Picasso de aquel año.
Así, el Autorretrato desdoblándose en tres o Arlequín, c. 1926 presenta elementos comunes respecto a otras obras como son: Naturaleza muerta al claro de luna, 1926 (Catálogo Razonado núm. 196); Naturaleza muerta al claro de luna malva, 1926 (Catálogo Razonado núm. 186); Maniquí de Barcelona, 1926 (Catálogo Razonado núm. 169); Dos figuras, 1926 (Catálogo Razonado núm. 184); Naturaleza muerta. “Invitación al sueño”, 1926 (Catálogo Razonado núm. 172); Mesa ante el mar. Homenaje a Eric Satie, 1926 (Catálogo Razonado núm. 187); Cabeza, 1926 (Catálogo Razonado núm. 192); Sandía y mandolina, 1926 (Catálogo Razonado núm. 170); Autorretrato desdoblándose en tres, 1926-27 (Catálogo Razonado núm. 191) y Arlequín, 1926 (Catálogo Razonado núm. 193).
En estas obras encontramos motivos iconográficos parecidos: rostros desplegados, ojos que se convierten en un único ojo, cabezas cortadas que planean sobre una sombra negra… procedentes algunas de ellas de las obras que Dalí vio en el taller de Picasso y presentes también en Autorretrato desdoblándose en tres.
Sin duda alguna, estas obras enriquecen la muestra que se puede visitar en la Sala Dalí d’Or (ante-cripta) de Teatro-Museo Dalí dedicada al autorretrato, que se prorroga hasta finales del verano 2008.
Enlace: http://www.salvador-dali.org/esp/cat1104-2/finici.htm