De “momento muy especial” calificó Schmitt este evento simbólico que ensalza el triunfo de la manufacturera española sobre otros postores internacionales. Seat se ha comprometido a construir la nave de chapistería más grande del mundo que requerirá una inversión de unos 300 millones de euros, la mayor apuesta económica que ha efectuado en los últimos quince años. El “Taller 6”, que comienza a construirse dos meses después de la adjudicación por parte del Grupo Volkswagen de la fabricación del Q3, tendrá una superficie de 30.000 metros cuadrados -el equivalente a cuatro campos de fútbol- de los que 23.000 metros cuadrados corresponderán a las instalaciones de chapistería; contará con unos 300 robots y será ecológica, ya que reducirá el consumo de electricidad en 250Mwh/año gracias a 72 claraboyas instaladas en la cubierta, que ocuparán un espacio de 1.152 metros cuadrados dejando entrar la luz natural.
Pero lo más importante es que Seat garantiza con esta estrategia 1.500 puestos de trabajo directos y un importante impacto laboral en la industria auxiliar, unos 6.000 empleos. En total, unos 15.000 puestos de trabajo de los que alrededor de 3.000 repercutirán directamente en Seat. Schmitt, se mostraba satisfecho y más accesible que en la mayoría de las ocasiones en las que ha tenido que dar la cara ante la opinión pública, y no es para menos. Su gestión al timón del polémico pero indispensable constructor español no ha sido fácil en los últimos años.
Schmitt, quién bromeó con la posibilidad de quedarse a vivir en España si los precios de la vivienda siguen bajando, confesó en su alocución que Seat ha sido su gran amor; y dejando a un lado su enorme y a veces poco comprendido pragmatismo germánico, dio las gracias a los trabajadores. “Nada funcionaría sin ellos”, aseguró. A este colectivo se dirigió también Montilla, mientras insistía en que, pese a los complejos retos a los que se enfrenta el sector del automóvil a nivel mundial, “no se debe abandonar al desánimo”. “El Comité de Empresa y los trabajadores saben de qué hablo”, agregó el president de la Generalitat (ver discurso completo en el vídeo -en catalán-), refiriéndose sin duda a los 40 millones de euros en créditos que la Generalitat ha otorgado a Seat para la fabricación del Q3.
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Sin embargo, el President no se libró de la reprimenda. Tuvo que soportar con estoicismo la crítica pública de Matías Carnero, presidente del Comité de Empresa, por utilizar Audi y no Seat como vehículo oficial.
“Coches fabricados aquí por mano de obra de aquí”, argumentaba Matías, mientras Schmitt puntualizaba añadiendo "¡y diseñados aquí!", demostrándonos la eficiencia de su traductora. Una anécdota que también les mostramos en vídeo.
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El inicio de este nuevo capítulo en la historia de Seat con la puesta de la primera piedra, que cierra otra -la de Schmitt al frente de su gestión- se ha desarrollado en un ambiente de distensión al que se ha llegado a base de buena voluntad por parte de todos los implicados. La fábrica de SEAT en Martorell salva con este esfuerzo, que ha conseguido el consenso de todos los agentes sociales, un escollo más en sus dificultades para mantener el equilibrio entre resultados y productividad en tiempo de cambios y recesión. Al final, la respuesta la dará el tiempo y la capacidad de la planta para adaptarse a las necesidades de una industria que está sufriendo la crisis y los cambios más que cualquier otra. La nueva era del automóvil que revolucionará la industria, ahora, sólo se intuye.
Gema Castellano