Y un elemento adicional: las perspectivas de la clasificación son positivas. En el Gobierno hubo un natural regocijo. "Esto no es casualidad, es el fruto de un trabajo de hace mucho tiempo", reflexionó el ministro de Hacienda, Andrés Velasco. Las razones tras este mejoramiento son tres: un marco de políticas económicas (fiscal, monetaria y flexibilidad cambiaria) robusto, una trayectoria probada en sus políticas públicas, y, como base de ambas, un marco institucional que le garantiza al país no estar sujeto a los vaivenes de corte político-partidistas. Leoz cuenta que las clasificaciones de riesgo son per se relativas a otros países.
En el caso de Chile, resultaba indispensable nivelarlo hacia arriba y ponerlo junto con República Checa, Eslovaquia, Arabia Saudita, Israel, China y Estonia. De hecho, si se mira el caso estonio, sus cuentas nacionales sufrieron un grave deterioro con la crisis. "En cambio, el impacto de la crisis global en Chile ha sido menor. Puede que se esté desacelerando, pero su capacidad de recuperación es mayor. Vemos su desempeño de largo plazo", sostiene Leoz. "Esto posiciona muy bien al país frente a las turbulencias externas, sin que ello implique desajustes financieros mayores", comenta Alberto Ramos, economista de Goldman Sachs.
Para Jorge Selaive, de BCI Corredor de Bolsa, Chile cuenta con ventajas competitivas superiores a sus pares regionales en su exposición externa de pasivos y activos. De hecho, el país que más se le acerca en buen riesgo es México, situado tres escalones por debajo. "Es un país menos riesgoso, y por tanto los bancos y las empresas chilenas se pueden endeudar a tasas menores, traspasar esas tasas a los usuarios de Chile -piensa el ministro Velasco-. Va el alivio a las familias, a las pymes y al empleo".