Se refería a la construcción de la llamada Fase V -que involucra la construcción de nuevas plantas de tratamiento de mineral en Escondida- y una unidad desalinizadora, que proveerá del agua, vital para el funcionamiento de la ampliación. Ambas iniciativas suman casi US$ 7 mil millones, lo que convierte a este programa en la mayor inversión proyectada en el país para los próximos años.
Pero, en las últimas semanas, la compañía ha iniciado contactos con proveedores para sondear el nuevo escenario y ha vuelto a mirar con buenos ojos la idea de retomar este millonario proyecto en el mediano plazo.
Sin embargo, aún no existe una fecha determinada para retomar los proyectos e iniciar las obras. Aunque la crisis económica no ha dejado de impactar la economía global, el precio del cobre ya no está en los US$ 1,3 que se tenían cuando se tomó la decisión.
Por el contrario, en junio el promedio acumulado es casi U$ 1 (ayer cerró en US$ 2,22) por sobre el que se tenía el último mes del año pasado. De ahí el renovado interés. La compañía -la mayor minera privada del país- ha encargado estudios a entidades privadas para allanar el terreno para revivir estos proyectos.
De acuerdo con fuentes cercanas a los proveedores de la gran minería, Escondida encargó análisis de costos a terceros para evaluar cuáles serían los precios de mercado de los bienes y servicios que deberá adquirir para la construcción de la Fase V y la desalinizadora.
Lo anterior, considerando que, tal como bajó el cobre, los proveedores también han bajado sus tarifas y tanto los equipos como los trabajos de ingeniería cuestan menos que el año pasado. Eso sí, en la minería se quejan de que los costos no bajaron tanto como sí bajó el cobre. Escondida, además, encargó un estudio al Centro de Minería de la UC -que cuenta entre sus académicos al ex presidente ejecutivo de Codelco, Marcos Lima- para analizar cuál sería el efecto económico y social -vital en tiempos de crisis- que tendría la reactivación de estas inversiones. Y ese impacto no sería menor.
De acuerdo con las proyecciones de la compañía incluídas en el Estudio de Impacto Ambiental (EIA) de ambas iniciativas, para la construcción se requerirán sobre 12 mil trabajadores, sin contar que, una vez en operación, sólo la Fase V sumará 839 nuevos puestos de trabajo. Se suma el antecedente de que la planta desaladora logró autorización ambiental esta semana.