"Nueva Zelandia está en una política de directa competencia con Chile y tenemos que reaccionar al respecto. Es muy importante conseguir un plan estratégico integral que permita mejorar la competitividad del kiwi nacional", argumenta Ronald Bown, presidente de Asoex. Diversos problemas ponen en desventaja al mercado nacional ante el oceánico. No tener una imagen país para el producto es el primer inconveniente.
Los más de cien exportadores y productores chilenos diversifican la imagen del kiwi nacional en el extranjero e impiden generar una marca representativa. En tanto, la competencia oceánica entrega un producto homogéneo, ya que toda la producción de Nueva Zelandia sale bajo la marca Zespri. El segundo obstáculo es la innovación. El 2000 trajo nuevas variedades de kiwi e investigaciones en el continente oceánico. El resultado: mayor demanda y a mejor precio.
Mientras, Chile optó por vender fruta anticipada para alcanzar los mercados europeos. Las consecuencias: fruta inmadura, menor calidad y la posterior pérdida de mercados. "Nuestros clientes empezaron a preferir el kiwi neocelandés por su calidad, aunque fuese más caro. Esto nos deja en un escenario económico complejo, porque nuestro producto no es el preferido y necesitamos que sea más competitivo", explica Isabel Quiroz, directora ejecutiva de la consultora de mercados IQonsulting. Con este pronóstico y ganas por consolidar a Chile como principal exportador, nacieron dos iniciativas que pretenden cambiar la situación actual.
El Comité del Kiwi es la primera misiva adoptada por productores y exportadores. La agrupación busca fijar las medidas y regulaciones necesarias para elevar y homogeneizar el estándar del producto chileno. "Aunque la situación del kiwi era bastante satisfactoria y con resultados buenos, la relación calidad-sabor de nuestro producto se había ido deteriorando", argumenta Ronald Bown.
El comité pretende reunir a todos los exportadores y productores para entregar un producto más homogéneo que permita reconquistar los mercados perdidos y atraer nuevos. "Hay mucho trabajo por hacer, sobre todo para desarrollar el consumo del kiwi donde Chile tiene mayor influencia, que es en Estados Unidos y Latinoamérica. Si todo sale bien, esperamos tener resultados al finalizar la próxima temporada", comenta Bown.
La idea es asegurar la entrega de un producto homogéneo en toda la cadena, por esto sus fases cubren desde la producción hasta su venta. La primera de seis acciones fue establecer un programa de aseguramiento de madurez, para que la fruta logre los niveles óptimos y esperados por los mercados. Ello implicó fijar estándares para la fruta temprana, la de plena temporada y la tardía.
"Los estándares que empleamos son los mismos que ocupan las grandes empresas, sólo que ahora se formalizaron y regularizaron para no perder más mercados como Corea", explica Ricardo González. Las cinco etapas restantes son: cumplimiento de normas de producción, trabajo poscosecha, control en destino, seguimiento de destino en la guarda y control en supermercados. "Esperamos que esto mejore la situación del kiwi y si resulta, se podría dar pie a comités de otros productos", concluye Bown.
