Como primera valoración a resaltar es que el convite llega al inicio de un período de post crisis, del cual la casi totalidad de las naciones vienen saliendo de períodos recesivos, con sus haciendas y mercados aún en situaciones bastante complicadas e inciertas, lo que sin duda se puede contemplar como un reconocimiento implícito al buen hacer de Chile, habla favorablemente de sus políticas públicas y de la fortaleza de sus finanzas.
Quienes comercian e invierten en territorio chileno, o desean hacerlo en fechas venideras, el marchamo de país OCDE significa que se está en un espacio riguroso, serio, transparente, consistente en lo financiero, en donde el impulso de las buenas prácticas tiene lugar, y en el que se está y estará constantemente sometido a escrutinio por los distintos Comités de la institución.
Chile es el primer estado de Sudamérica en unirse al grupo OCDE, el segundo en América Latina, México ya forma parte. Iberoamérica dispone ahora de cuatro representantes si se suman España y Portugal. Sería deseable que a nivel regional el número se incrementara, eso constituiría una manifestación potente de conducción pública eficiente y de una zona más amplia y seductora para negociar y emprender nuevas inversiones.
La inserción internacional chilena ha sido una de las apuestas iniciada en la década de los noventa, es una de las vías orientadas a reforzar los flujos comerciales y atraer la inversión, indispensables para alcanzar la condición de país desarrollado. Desde entonces se han suscrito un Acuerdo de Asociación con la Unión Europea, numerosos Tratados de Libre Comercio, Acuerdos de Complementación Económica, Tratados que Evitan la Doble Tributación, Tratados de Protección de Inversiones, etc., hay involucradas casi 60 nacionalidades, el 90% del PIB mundial, de ahí que la membresía OCDE con la que se honra a Chile se enmarca en este impresionante esfuerzo de un pueblo de casi 17 millones de habitantes por optimizar su calidad de vida y ser un sujeto que aporte creatividad a la mejora de los estándares de subsistencia de la comunidad global.
Esta claro que el entorno exterior es determinante para un país como Chile, de ahí que proyectar confianza y estabilidad es fundamental en sus propósitos, la incorporación a la OCDE cumple este papel, es un respaldo para aquellos que aspiran a vincularse con el área pública y empresarial chilena, sobre todo cuando hay necesidad imperiosa de diversificar y ampliar horizontes que impulsen la productividad y la competitividad.
Los chilenos saben que esta política aperturista tiene amenazas, una de estas puede venir de estrategias proteccionistas implementadas desde fuera de sus fronteras, de ahí la fuerza que adquieren la infinidad de pactos rubricados hasta la fecha, algunos de ellos ya en fase de ampliación y profundización, este es uno de los modos de hacer frente a este eventual peligro.
Hace algún tiempo, al inicio de la de la actual crisis financiera, decíamos que Chile debía haber sido invitado a formar parte del G-20, cuenta con un gran bagaje económico, su contribución a las diversas fórmulas que se barajan podría ser valiosa, particularmente en apertura comercial y regulación bancaria. La presencia en la OCDE servirá a esta finalidad, es conocido que muchas de las pautas que rigen el ambiente económico universal salen de su vera, tener voz, ser escuchado, asigna nuevas responsabilidades y compromisos de mayor altura.
Nada se consigue sin esfuerzo, avanzar en la OCDE a la posición de invitado supuso una ardua tarea previa que involucró a la mayor parte de la institucionalidad pública chilena y al Congreso. La presencia de Chile en la OCDE data de 1997 en calidad de país observador, el año 2003 presentó formalmente su candidatura a convertirse en país miembro de esta organización.
Los últimos requisitos que se debieron cumplimentar tuvieron que ver con la adecuación de alguna normativa vigente de la legislación nacional a los estándares OCDE: modernización de los gobiernos corporativos de las empresas públicas; implementación de la Convención para Impedir el Cohecho a Funcionarios Extranjeros en Transacciones Comerciales Internacionales; Implementación de mecanismos que permitan el intercambio de información bancaria con fines tributarios, su cumplimiento permitió que el organismo sacara a Chile de la lista gris de los paraísos tributarios; normas medioambientales.
Con todo, las autoridades chilenas desde 1990 han venido adoptando políticas públicas encaminadas a sembrar y vigorizar una conducción macroeconómica seria y responsable, mayores niveles de apertura económica e integración internacional, instituciones sólidas y una sociedad más justa en la que todos los ciudadanos puedan disfrutar de los beneficios del desarrollo económico, facilitando la invitación a Chile a formar parte de la OCDE.
Finalmente, Chile deberá acostumbrarse a tener como referentes a los 30 componentes de la OCDE, hasta el momento aparece liderando muchos de los índices de América Latina, al acceder a un estrato más alto y exigente figurará en la parte baja de las calificaciones, obligándolo a superarse introduciendo los cambios que le permitan continuar siendo atractivo al comercio y la inversión.
Wolf&Pablo