Pero para ello hay que salir a buscar a los Ermenegildo Zegna dedicados al negocio del vacuno de lujo, captar su atención y transformarse en su proveedor. Es la receta de los expertos que diagnosticaron cómo salvar a este enfermo que de año en año, y por más intentos que se hagan, empeora. La historia de depresiones del rubro cárnico en Chile es larga.
Parte porque el sector tiene en el vecindario a líderes mundiales –Argentina y Brasil– en producción y exportación de carne; y el país, con poco más de 3 millones y medio de cabezas, poco puede hacer para competirles.
Para romper esa influencia de bajos precios, Chile eligió comprarles a los vecinos para su consumo y exportar lo mejor de su producción. La opción parecía buena. Pero, por diversos factores, como el valor del dólar, las exportaciones no prosperaron e incluso decrecieron. Surgió entonces la alternativa de agregar valor, como jugarse por la carne natural y los subproductos.
Lo único que podemos hacer es exportar con valor agregado, señala Alejandro Granzotto, presidente de la Federación de Productores de Carne. Sin embargo, la crisis volvió a echar por el suelo las esperanzas. Los subproductos industriales, como el cuero, están con los precios más bajos de los últimos treinta años. Se habían desarrollado nichos de carne natural en EE.UU:, pero la crisis los suspendió.
El único mercado interesante de valor agregado es Europa, pero la cuota libre de arancel se copa muy rápido, señala Harry Jürgensen, presidente de la Corporación de la Carne. Asia también está en las posibilidades, con una cuota de 200 toneladas en Corea.
Sin embargo, en cuatro años no se han homologado las reglas sanitarias. Está claro entonces que el sector necesita una nueva estrategia.