Más de 16.000 vuelos cancelados, el cierre de los espacios aéreos de gran parte de la Unión Europea y cerca de 1.700 millones de dólares en pérdidas fueron algunas de las consecuencias de la nube de cenizas emitidas por la erupción del volcán Eyjafjallajokull, ubicado en las proximidades de la localidad islandesa de Keflavik, tras lo cual se generaron numerosas críticas sobre la efectividad de las medidas tomadas por las autoridades aeronáuticas europeas al decidir paralizar el tráfico aéreo de las zonas afectadas por este fenómeno.
Al respecto, Osvaldo Bahamondes, investigador del Centro de Aplicaciones Aeroespaciales de la Universidad Técnica Federico Santa María comenta que “cuando se toman este tipo de medidas preventivas, la gente comienza a cuestionar si fue o no necesario suspender en tránsito aéreo, si es exagerado hacerlo o no, o si son ciertos los efectos adversos de este tipo de emanaciones en las aeronaves comerciales. Hay que dejar claro que los desastrosos efectos de las partículas emitidas por los volcanes en las aeronaves no son sólo una teoría; de hecho hay casos como el de un 747 de British Airways que volaba de Londres a Melbourne, donde la aeronave, durante un vuelo nocturno, llegó a perder sus 4 motores por el daño ocasionado por estas cenizas, salvándose solo gracias a la habilidad del piloto al mando”.
“Las partículas emitidas por un volcán pueden producir varios efectos en un avión, por ejemplo, si la concentración llega a niveles altos puede bajar considerablemente la circulación de oxígeno hacia el motor, lo cual impide su paso para entregar la propulsión necesaria para volar.
Asimismo, la ceniza dentro de la cámara de combustión se funde, impidiendo el normal funcionamiento de los eyectores de combustible. Además, la condición abrasiva de la ceniza volcánica, puede desgastar algunos componentes de los motores, produciendo daños que impidan su marcha”, agrega el especialista.
Realidad nacional
De los cerca de 2.900 volcanes presentes en nuestro país, Chile, son ochenta los que según expertos registran actividad, abarcando el 15% de todos los volcanes activos del mundo. Según especialistas, se estima probable que del total de 80 volcanes activos, 42 pueden entrar en erupción en el futuro inmediato.
Estos datos hacen preveer que en Chile no sería extraño encontrarnos con problemas similares a los vividos las últimas semanas en Europa, es por esto que instituciones como la Dirección General de Aeronáutica Civil (DGAC), toman medidas para minimizar los peligros asociados al presentarse este y otros tipos de fenómenos.
“En Chile se cuenta con planes de contingencia por parte de la DGAC, que posibilitan cerrar el espacio aéreo en torno al área de peligro, desviando rutas para resguardar la seguridad e integridad de las aeronaves”, detalla Bahamondes, añadiendo además que “la industria aeronáutica es una de las pocas que exigen que los sistemas de sus medios de transportes sean redundantes, vale decir que los sistemas vitales a lo menos estén repetidos una vez, además, cuando se detecta una anomalía en algún tipo de avión o en alguna zona del espacio aéreo, se emiten rápidamente los boletines advirtiendo del peligro o lisa y llanamente se prohíbe el vuelo. Todo esto es caro, pero parafraseando a una conocida publicidad de una tarjeta de crédito, en la industria aeronáutica la vida de sus pasajeros no tiene precio, todo lo demás sí… y la buena noticia es que estamos dispuestos a pagarlo”, finalizó el investigador.