Y es que cuando llegó a la península Ibérica con 22 años, allá por los años ’50, se encontró con la danza española -la cual lo ha inspirado durante toda su vida-, con una alta sociedad absolutamente rendida a su arte y con unas perspectivas de éxito y proyección internacional impensables.
Héctor Zaraspe, maestro de la mítica pareja artística Nureyev-Fontayn, es reconocido mundialmente por esto y por haber coreografiado las más emblemáticas obras en Hollywood; pero sobretodo, será recordado para siempre por sus clases magistrales impartidas en la Juilliard Scholl y acatadas por los mejores.
Junto a Julio Bocca, el más exquisito bailarín argentino de todos los tiempos, el maestro Zaraspe ha permanecido unos días en la Ciudad Condal apoyando la primera edición del Certamen Internacional de Danza Ciutat de Barcelona, una iniciativa destinada a promocionar bailarines no profesionales a nivel internacional de las disciplinas de danza clásica, contemporánea y española.
Los premios, valorados en más de 30.000 euros, se materializan en becas de estudio para acceder a las mejores escuelas de danza del mundo y han sido decididos por un jurado que además de con Bocca y el profesor Zaraspe, han contado con el veredicto de Luc de Lairesse, profesor de Bejart Ballet Lausanne; el director artístico Hansel Cereza; el bailarín barcelonés, Joan Boix y la bailarina Loia Greco, hija del bailaor de Flamenco José Greco.
Entrevista a Hector Zaraspe | 29:40 min. | 16:9 HQ
El paso por Barcelona de Zaraspe no ha pasado desapercibido en los ambientes más intelectuales. De hecho, el maestro ha completado una agenda de visitas arrolladora con la mejor de sus sonrisas; porque ni el éxito ni los años, ni siquiera la circunstancia de vivir en un mundo plagado divos y divas, le han hecho perder una humildad que le empuja a agradecer continuamente cualquier tipo de alago.
Hemos hablado con él. En esta entrevista que les ofrecemos en formato de vídeo/tv el maestro Zaraspe hace una recorrido por su vida y su obra, pero sobretodo, nos ofrece una inteligente lección de sensibilidad y humanidad.
Gema Castellano