El evento público-privado que proponía la apertura de los comercios situados en la “milla de oro” de la Ciudad Condal hasta la media noche coincidiendo con el encendido de las luces de Navidad y estimulando la realización de diversas actividades en la calle, atrajo a unas 10.000 personas y generó una cifra de facturación global de unos 400.000 euros; lo que no deja duda de que si se estimula, el consumo reaparece.
A pesar de las voces discordantes que se manifestaron en contra del proyecto y de, incluso, alguna intentona de boicot, The Shopping Night Barcelona ha sorprendido a propios y extraños demostrando que la iniciativa privada debe coger el relevo de la subvención en lo que a estrategias con retorno directo y específico se refiere, exigiendo a las instituciones los apoyos logísticos, legales y estructurales necesarios para su perfecta ejecución. El acuerdo público-privado, gracias al cual ha sido posible este evento, supone ya un modelo de éxito para otra clase de proyectos que planteaban serias dudas de supervivencia en una época, la de ahora, de restricciones presupuestarias.
Recurrir a las subvenciones ya no resulta ni profesional, ni solidario con otros sectores y subsectores, ni posible. Así es. Ya no es materialmente posible. Los gobiernos municipales deben allanar el terreno al sector privado, que tiene la obligación que reinvertir en estimular el consumo valorando el máximo retorno tanto en concepto de promoción como de facturación.
El modelo de proteccionismo económico para sectores privados “arrimados” por interés al concepto de “cultura” en época de bonanza no ha funcionado; aunque algunos pretendan seguir con el mismo estilo -ya obsoleto- de hacer las cosas.
The Shopping Night Barcelona marca un antes y un después; y sus resultados proponen una revisión de las iniciativas de agenda demostrando que la eficacia y el éxito exigen medidas innovadoras. Como datos curiosos diremos que el chef Carlos Abellán sirvió durante esa noche 600 raciones de callos, Carme Ruscalleda y Raúl Balam prepararon 60 litros de Escudella en el Hotel Mandarin Oriental y que la boutique Santa Eulalia recibió a unas 2000 personas; las mismas que visitaron el Showroom de diseñadores independientes en el Hotel Majestic. Por su parte, la organización de The Shopping Night Barcelona registró, a través de sus Shopping Passports, más de 150.000 flores que equivalen a puntos y se traducen a más de 150.000€ de facturación.
Gema Castellano
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