Junto al amor se le presenta la aventura y mientras aprende lo que de verdad significa amar, es perseguido por la justicia, encarcelado y amenazado por sicarios hasta esconderse en el puerto de Lisboa, donde se está preparando el mayor ejército naval que haya contemplado el mar. Un relato de amor y aventuras tremendamente actual, sobre un joven Lope de Vega, un hombre que supo enamorar y contar las historias mejor que nadie.
Lope se rodó entre el 23 de abril y el 26 de junio de 2009 durante un período de nueve semanas y media, principalmente en localizaciones de la Comunidad de Madrid y Marruecos. Para hallar los impresionantes decorados del puerto de Lisboa y la complicada geografía urbana del Madrid en construcción del siglo XVI, se buscó por toda la península española para acabar encontrando el marco ideal en Essaouira, en la costa Sur de Marruecos, donde el equipo de rodaje se trasladó durante casi tres semanas para recrear la vida y costumbres del Siglo de Oro.
El reto consistía en utilizar el magnífico guión de Gasull y del Moral para crear un Siglo de Oro inédito en la pantalla, lejos de la pompa y los corsés que había utilizado el cine cuando lo había tratado. En películas como Perfume. Historia de un asesino Roch había probado, con el Diseño de Producción de Uli Hanisch, que se podía reconstruir un pasado realista y bello sin faltar a la verdad, localizando la mayor parte de la película en escenarios naturales, aunque no fueran el lugar donde ocurrió la acción; así, París podía ser más real si se filmaba en Barcelona, y Grasse si se reproducía en Girona. Con esa idea, Lope siguió los mismos pasos, huyendo de decorados, palacios y Corte, para bucear en ese Madrid en construcción que hoy se halla desaparecido, y encontrar esa apasionante geografía urbana en una antigua colonia portuguesa anclada en Marruecos.
Para recrear el Siglo de Oro, Macarrón decidió no acudir a los proveedores de cine sino fabricar todo el atrezzo y decorados de una forma artesanal, como trabajaban los talleres antaño. Muchas de las piezas de cerámica, pieles, tapices, forjados, mobiliario, provenían de los mismos artesanos de Marruecos, que seguían con las mismas técnicas durante cientos de años, y se encargó a un astillero de Essaouira la construcción de dos barcos de madera del siglo XVI para usarlos para la filmación, como los que había usado la Armada Invencible; el Departamento de Arte empezó a producir como si regresara al siglo XVI.
A todo esto se unió un interés social en España y en la Comunidad de Madrid, y muchos muebles, sillas y mesas fueron confeccionados por talleres de minusválidos, que conseguían el acabado único e irregular que se buscaba. El Museu Molí Paperer de Capellades ofreció los pergaminos de época, mientras Macarrón y su mano derecha, Juan Aguirre, seguían localizando los distintos escenarios en los que transcurriría la película, huyendo de los decorados más vistos del cine español, para aportar una mayor carga de autenticidad.
Con el deseo de no salir de la Comunidad de Madrid más que para las filmaciones en Marruecos, el equipo de Arte construyó todos sus interiores en el Cuartel de Sementales en Alcalá de Henares; localizó el Palacio del Marqués de las Navas en La Granjilla de El Escorial; convirtió la Casa de la Cadena de Chinchón en la mansión del empresario Velázquez, y usó un viejo convento de la época de Colmenar de Oreja para levantar una corrala como las de antaño. Para las vistas de Madrid se filmaron elementos de Toledo, y para los grandes paisajes castellanos se localizaron los hermosos exteriores colindantes. Se buscaron los caballos, los carros, y todos los elementos que permitieran dar mayor vitalidad a ese tiempo pasado.
Y para las calles de ese Madrid en construcción, donde Velázquez planea su nuevo corral de comedias o Lope pinta las paredes con sus poemas, se usaron dos colonias portuguesas del sur de la costa de Marruecos: Essaouira y Safi, que habían preservado su casco antiguo y los materiales y altura de sus construcciones como en el siglo XVI; el puerto de Essaouira, además, con su peculiar arquitectura que ya había acogido a Orson Welles en el rodaje de Otelo, sirvió para reencarnar la tumultuosa Lisboa de ese período.
Todos los departamentos trabajaron hasta el último detalle. El vestuario quería ser realista y vivido, huyendo de los fondos de armario que tantas veces ha usado el cine histórico español. Tatiana Hernández, con la colaboración de Peris STC, elaboró una respetuosa reinterpretación de la época con elementos que parecen tremendamente contemporáneos pero que tienen su base en las representaciones pictóricas, y decidió ambientar, desgastar, romper y tocar todos y cada uno de sus vestidos individualmente para darles una personalidad diferente.
Después de muchos meses de dibujos y pruebas, se decantó por manufacturar el grueso de sus trajes en Jiangyin, en China, para poder afrontar la magnitud de esa empresa sin que el coste resultara prohibitivo para la producción. El maestro Ma, con quien Hernández tenía que entenderse a través de un traductor y con lo que ella llama “el lenguaje internacional del corte”, capitaneó un equipo eficaz y experimentado que fue capaz de confeccionar todas las prendas que Hernández le había pedido; el taller artesanal de los Valencia, mientras tanto, creaba una línea de joyería personal inspirada en el siglo de Oro. Una vez en Madrid, una nave inmensa servía para separar, almacenar y ambientar las piezas, mientras los actores empezaban a desfilar para los últimos ajustes.
Y mientras Leonor Watling y Pilar López de Ayala siempre habían vivido en la mente de Waddington para interpretar a las principales protagonistas femeninas, se desencadenó la búsqueda de un actor capaz de encarnar a Lope, con la ayuda de las experimentadas directoras de casting Eva Leire y Yolanda Serrano, quienes estaban terminando su colaboración con Alejandro González Iñárritu en Biutiful. Después de probar a casi la totalidad de los actores españoles de esa franja de edad, Leire y Serrano sugirieron a un joven de origen argentino que tan solo había protagonizado una película, que todavía se hallaba en fase de montaje. Waddington le conoció y, desde el primer momento, supo que había encontrado a su Lope soñado. Mercedes Gamero y Roch pidieron permiso a los productores de Morena Films para ver material de esa película, mientras el actor hacía sus tests con Watling y López de Ayala.
Pronto todos quedaron convencidos: el actor era Alberto Ammann, y su primera película Celda 211, que a la postre le acabó reportando el Goya al Mejor Actor Revelación. A Ammann (Lope) y sus dos amores Watling (Isabel de Urbina) y López de Ayala (Elena Osorio), les acompañó un reparto estelar completado por Juan Diego (en el papel del empresario Velázquez, padre de Elena), Luis Tosar (Fray Bernardo, amigo y confesor de Lope), Antonio de la Torre (Juan, hermano de Lope), Antonio Dechent (Salcedo, jefe de la compañía de cómicos), Sonia Braga (Paquita, madre de Lope), Selton Mello (Marqués de las Navas), Jordi Dauder (el empresario teatral Porres) y los jóvenes Miguel ángel Muñoz (Perrenot), Ramón Pujol (Claudio, el amigo de Lope) y Carla Nieto (María, hermana de Lope), entre otros.
BSO Videoclip «Lope» por Jorge Drexler
Lope es un joven que viene de una clase social baja y que sueña con alcanzar ese mundo que hoy logran los grandes deportistas y las supermodelos. Es un joven que acaba de descubrir su vocación y tiene hambre de ser reconocido, y que, sin saberlo, es uno de los mayores genios de la historia. Un joven con las mismas ambiciones y sueños que los de hoy, y que a la vez debe decidirse entre el amor de dos mujeres.
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