En la actualidad, son muchos los comercios que ofrecen pan elaborado con diferentes harinas y productos aditivos (aromas o potenciadores del sabor) y también utilizan el término “pan artesano” en su publicidad. De esta manera, están engañando al consumidor ya que éste no puede distinguir entre uno y otro con lo que finalmente le acaban vendiendo un producto que en realidad no es.
En el mercado español este comportamiento de algunos comercios no solo perjudica al consumidor final sino que también perjudica un pan artesanal con productos naturales, que respeta el tiempo de amasado y fermentación para que se asienten los aromas.
En palabras de àngel Puisellosas, Director General de Cal Mossèn, “llega un momento en que las palabras pierden su significado, ahora todo es artesanal, pan de leña, delicatessen, ibérico de bellota, etcétera. Nosotros no pretendemos otra cosa que hacer lo que hacían nuestros padres y abuelos: simplemente pan, pero igual que hacían ellos, en vez de aditivos le damos horas de fermentación y en vez de máquinas tenemos profesionales comprometidos y formados en nuestro obrador. Sólo pretendemos hacer un pan honesto.”
El pan es uno de los alimentos con un mayor equilibrio nutricional al aportar gran cantidad de energía, un importante contenido de proteínas y un bajo porcentaje de grasas. Es importante desmitificar la idea de que el pan engorda y mucho menos el pan elaborado a mano como se hacía antiguamente. Por eso es importante empezar a cambiar nuestros hábitos alimenticios incluyéndolo como un producto más en nuestra dieta.
En un pan de coca artesano, como por ejemplo el elaborado en Cal Mossèn, se utiliza agua purificada, levadura madre y ocho horas de fermentación para conseguir un producto con un sabor y una textura difícil de igualar para las grandes empresas, características que lo hacen ser un producto exclusivo y diferenciador del resto de productos que existen en el mercado.