Es la hora de dar las GRACIAS a todos los que de una u otra forma han participado directa o indirectamente con sus ánimos y deseos de que todo saliera bien como al final así ha sido. Junto a las autoridades, técnicos y empresas chilenos han colaborado firmas de España, Estados Unidos, Alemania, y asesorías venidas de otros países mineros, por lo que bien puede hablarse de un rescate global que nos involucró a todos de una u otra forma.
El rescate mismo ha sido un canto a la vida, al deseo de vivir, los abrazos y lagrimas que hemos ido viendo a medida que iban saliendo bien pueden considerarse como un símbolo de unión fraterna entre todos los seres humanos esparcidos por toda la tierra que ojalá permanezca por siempre en el tiempo como una imagen de amor y paz. GRACIAS A TODOS.
Volvamos a nuestro trabajo. Hace ya algunos días nos enteramos de un informe del Banco Mundial que se presentó bajo el título de “Los recursos Naturales en América Latina y el Caribe: ¿más allá de bonanzas y crisis?”, en el cual se vendría a sostener que la abundancia de recursos naturales pueden representar los “fundamentos para la prosperidad económica” de los países que los poseen, justo lo contrario de lo que se creía hasta ahora.
Hasta la fecha habíamos oído hablar de “la maldición de los recursos naturales”, que en pocas palabras significa que la abundancia de ellos, léase, minerales, petróleo, gas, etc. no han servido para aportar mejoras en los niveles de desarrollo humano de los estados que los tienen, generándose una situación opuesta, donde la riqueza acaba concentrándose en unos pocos, generándose escenarios de desigualdad creciente.
Los ejemplos de naciones en el que las materias primas han representado una “auténtica maldición” son numerosos, existe una lista larga, no hay que irse muy lejos para ver realidades dramáticas con consecuencias indeseables que hasta el día hoy han dejado una huella imborrable en los habitantes que las han padecido.
Por el contrario, casos donde han sido una “bendición” son escasos, pero poco a poco comienzan a sumarse algunos cuyo esfuerzo comienza a ser seguido por otros dando lugar a causes o formas de hacer novedosas que invita a ser estudiada, y si acaso copiada por aquellos que están en condiciones de hacerlo.
Uno de ellos es el de Noruega. Los noruegos en vez de malgastar sus ganancias provenientes del petróleo del Mar del Norte, aprobó una ley en que los ingresos por este concepto van directamente a un fondo soberano, considerado en este momento uno de los más grandes del mundo. Dicho de otra forma escaparon a “la maldición”, durante la crisis económico -financiera, la han pasado sin mayores sobresalto.
Los que siguen el acontecer mundial saben que Noruega no se ha visto inmersa en la crisis inmobiliaria, los casos conocidos no son copiosos como lo han sido en otros lugares. Se distinguen por aparecer en el primer puesto en desarrollo humano y administra su riqueza con una economía intervenida y planificada.
El estudio del Banco Mundial, cita a Chile como un modelo de cómo estamos intentando torcer la mano a la “maldición”, transformándola en una “bendición” para el país, y sobre todo para los empresarios y emprendedores.
En este trabajo se sostiene que la falta de diversificación es la que provoca el exceso de volatilidad. El organismo señala «por esta razón, puede ser prudente tomar medidas para moderar los efectos de la enfermedad holandesa y diversificar la estructura de producción de la economía».
El reporte destina a este tema un apartado titulado: «Innovaciones tecnológicas como un Medio para Hacer Frente a la Enfermedad Holandesa: La Experiencia Chilena». Según el banco, el Fondo de Innovación y Competitividad de Chile financiado con el royalty a la minería, «puede usarse como modelo para otros países dependientes de commodities».
La inversión en innovación en Chile ha crecido a una tasa anual promedio de 24% desde US$ 240 millones en 2005 a US$ 530 millones en 2009.
«Al introducir nueva tecnología y prácticas de administración de empresas modernas, se puede aumentar la productividad. Y puede ayudar a subir en la escala de calidad, como ilustra en Chile el desarrollo de los sectores de fruta, vegetales y salmón», dice el Banco Mundial.
Quiénes deseen innovar tienen en Chile un terreno abonado para intentarlo en un escenario abierto al exterior, empleando tecnologías que permitan la variación, dando paso a nuevas formas de hacer que hagan de los bienes que nos proporciona la naturaleza un signo de bonanza y no de retroceso como se pensaba hasta ahora.
Tomás Pablo R.