The Genée International Ballet Competition -concurso que lleva el nombre de una de las fundadoras de la Academia de la Danza, Adela Genée- es uno de los certámenes más valorados en el mundo de la danza clásica internacional y se concede anualmente. Lo otorga -después de una exhaustiva selección de las ejecuciones y proyectos artísticos caracterizados por su excelencia- la Royal Academy of Dance, fundada en Londres en 1920 y patrocinada por la Reina del Reino Unido, Isabel II. Se trata de un organismo que se creo con el objetivo de elevar el nivel de formación de los bailarines creando un método que la ha convertido el líder en la enseñanza de la danza clásica.
Un representante de la Royal Academy of Dance se desplazó hasta Barcelona el pasado sábado para entregar a Angel Corella -al término de la Premier en el Tívoli- el International Ballet Award, que lo acredita como garante de la máxima excelencia y sentido exquisito de lo que significa el ballet.
Un purista, sí. Pero lo cierto es que, sin una gran base clásica, una compañía de ballet jamás alcanzará la perfección en ballet contemporáneo; y este lógico e incuestionable principio -reconocido por la mismísima Royal Academy of Dance, es el que está convietiendo a la compañía Corella Ballet -a pesar de su juventud- en un referente de estilo y perfección.
Soberbio espectáculo. El cuadro de bailarinas y bailarines lo dieron todo en la Premier del sábado noche, contextualizados en unas coreografías bellísimas donde destacaron la fuerza y plasticidad de los bailarines en “For 4”, la increible compenetración y el elevado sentimiento de cariño y admiración de los hermanos Corella en “Soleà” y la originalidad y complicidad cargadas de enorme dificultad de la interpretación de TGV, el ballet creado con motivo de la inauguración de la línea de alta velocidad París-Lyon. Una representación digna de ver que contó con la presencia de Helena Rakosnik, esposa del President de la Generalitat, Artur Mas, entre otras personalidades de calado relacionadas con el mundo de la cultura. Sin duda, una Compañía, la de Angel Corella, excepcional, que se merece una residencia de lujo.
Gema Castellano
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