Y lo es -un avance de relevancia en concepto de potenciación de la imagen de marca- porque Lacroix, o cualquier otro diseñador de prestigio que muestre afinidad, supone un importante valor añadido para esta firma nacida en Ibiza en la época de la resaca hippy; que -por otra parte- no necesita de iconos de la moda para consolidarse como una de las favoritas. Sin embargo, esta estrategia respaldaría y justificaría la incursión de “Desigual” en un segmento consumista de poder adquisitivo más elevado y reforzaría la percepción de la firma reposicionándola en nuevos mercados.
No está nada mal gestionado este nuevo paso en la estrategia global de “Desigual” -una firma liderada por su fundador, el diseñador suizo Thomas Meyer, y timoneada por el ejecutivo Manel Adell- concentrado en aumentar cuidadosamente la calidad de la imagen que el público percibe sobre la firma, tras dos años de crisis financiera, económica y de consumo que no ha afectado en absoluto a la marca. Y es que las crisis son también oportunidades cuando las compañías han hecho bien los deberes. La “reina del patchwork” ha finalizado el 2010 con una presencia en el mundo espectacular- 200 tiendas propias, 7.000 tiendas multimarca y 1.700 corners en grandes almacenes- y una facturación que supera los 430MM € aumentando en más de un 80% sus ventas con respecto al comienzo de la crisis.
En lo que a presencia física se refiere la crisis también ha beneficiado a Desigual, gracias a su solvencia y liquidez, ofreciéndole oportunidades de negocio innegables a la hora de gestionar el precio de locales y espacios situados en las millas de oro de las mejores ciudades, a los que en época de bonanza no tenía acceso. La apertura de un “Desigual” buque insígnia en la calle Preciados de Madrid es un ejemplo claro de que el concepto de expansión no es para la firma solo una cuestión de territorio, sino también de énfasis en una estrategia de marca con insistente vocación global, capaz de resultar atractiva a mercados también globales y de diferentes culturas.
Recientemente la marca -que prefiere acercarse a su público a través de acciones de contacto directo en lugar de mediante la publicidad- ha celebrado un desfile en su casa, junto a su propio centro de diseño, donde ha mostrado una colección para el invierno 2011-2012 con la que pretende hacer soñar a sus incondicionales e involucrar en su sueño a los que todavía no lo son. La mujer podrá elegir entre una línea Folk, definida por la tendencia étnica típica de la Europa del Este, y otra más genuina, con la que las más “attachées” a la firma podrán revivir el auténtico adn Desigual; el patchwork, los estampados más radicales y la mezcla de tricot y algodón.
En la colección de hombre los patrones cargo, worker y chinos de 5 bolsillos dibujan una tendencia muy “college” contrastando con el Denim, que juega con los extremos en los acabados, los lavados y las paletas cromáticas. El color también es el protagonista en las colecciones de niños; y, en la recámara, la firma guarda otra sorpresa: el lanzamiento de la nueva gama underwear con pijamas, lencería, calcetines, medias y leggins, realizados en materiales como microfibra, satin y encaje para vestir Desigual también por dentro.
Por supuesto, una representación de la colección Otoño-Invierno 2011/12 “DREAM…” la creada por Christian Lacroix, ocupó un un lugar primordial en lo que respecta a la curiosidad de los asistentes, y la impresión fue muy positiva. No es fácil. La extremada “desigualdad” del estilo “Desigual” y los inconfundibles detalles que identifican la firma no facilita la sinergia y colaboración con otros creadores; pero lo cierto es que, cuando un gran talento es capaz de entender la génesis de esta firma española de padre suizo que nació en Ibiza de una necesidad unida a un gran espíritu creativo, el resultado es la potenciación de la imagen de marca. Un gran éxito empresarial.
Gema Castellano
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