Se trata de una ONG muy joven, nació en 2005, surgida de un corazón solidario y a la que la experiencia le ha demostrado, a través de sus propias vivencias, que la cabeza es también fundamental a la hora de gestionar la ayuda humanitaria. Además, no corren buenos tiempos para la cooperación y la doctora Barceló es muy consciente de ello.
A la retracción de donaciones respaldada por una crisis financiera y económica -que, parece, nos obligará a replantearnos tanto las prioridades y necesidades como incluso existencia, que además ha sumido a muchos países desarrollados en una escalada de desempleo y empobrecimiento discreccional- hay que unir las crudas críticas vertidas por personalidades de, a priori, justificada eficacia como la directora de investigación económica de Golman Sach, Dambisa Moyo, quién aboga por una supresión total de la ayuda a Africa con el objetivo de estimular el crecimiento del continente.
Y por si ésto fuera poco, es la propia cooperación la que se pone en evidencia destapando actitudes sobre sí misma no demasiado éticas. El hermetismo que imperaba sobre el funcionamiento interno de las instituciones humanitarias causado por el recelo a indagar comprotamientos de personas que se dedican a la ayuda a los demás se ha roto desde dentro; y cooperantes como Gustau Nerín -desencantados- denuncian incluso en libros como el titulado “Blanco bueno busca negro pobre” tanto abusos como situaciones deshonrosas, también actitudes deplorables y, por supuesto, un paternalismo insufrible por parte de los cooperantes.
La doctora Barceló lamenta la generalización y nos hace notar el tremendo perjuicio que estas denuncias tan directas producen a ONGs como la suya, que, con muchos sacrificios, se preocupan de las personas.
Y es que -al margen de intereses a alto nivel, de gobiernos corruptos o incluso de cooperantes y ONGs también presuntamente corruptos- “es impensable la calidad de vida que gana una mujer cuando no tiene que andar kilómetros para coger agua”, asegura Mercedes Barceló, y en esto no le falta razón.
Hemos hablado con ella en la sede de Africa Digna -un lujosísimo piso situado en la zona más privilegiada de Barcelona- y enseguida nos hace notar que se trata del aporte solidario de una gran empresa. En esta entrevista que les ofrecemos en formato de vídeo/TV y que deseamos sea nuestro apoyo a este proyecto solidario que a pesar de los pesares ayuda a las personas sacándolas de las estadística que esconden la humanidad, Mercedes Barceló nos muestra su pasíón por Africa y nos demuestra que la ayuda localizada y centralizada en colectivos muy concretos, merece la pena.
Gema Castellano
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