Este ambiente de mercadeo se percibe desde que uno se baja del avión en Santiago, a poco que se internen por la ciudad, se encontraran con un entorno amigable para emprender, no sería extraño que en las reuniones de trabajo surjan nuevas ideas que los lleven a más situaciones favorables no conocidas ni imaginadas antes de su llegada.
Lo dicho también se ve corroborado por el Ranking de Ambiente de Negocios elaborado por The Economist Intelligence Unit, EIU, este señala que Chile se sitúa en el lugar 15 de los países más atractivos para hacer negocios e invertir en los próximos cinco años, muy por encima del resto de las naciones de la Latinoamérica.
Da la impresión de que Chile ha trabajado entre sus muchos objetivos el preservar un entorno afectuoso, atractivo y dinámico para los que deseen invertir. El ranking de EIU busca medir la calidad o el cautivador hábitat del medio empresarial en 82 de las economías más grandes del mundo. El estudio evalúa el desempeño de diez áreas claves: ambiente político e institucional, estabilidad macroeconómica, oportunidades de mercado, política respecto de la empresa privada, régimen de comercio e intercambio comercial, sistema tributario, financiamiento, mercado laboral e infraestructura.
Hacia 2014, la medición le otorga a Chile una mejora en el ranking general, impulsado por la efectividad de las políticas, mercado laboral e infraestructura.
Hay más. Las compañías de muchos países perciben que Chile se ha posicionado como un socio confiable para la comunidad internacional. En las muchas reuniones diarias que mantenemos es habitual que los potenciales inversores nos indiquen que nuestro país les atrae por su estabilidad política, sus logros en materias sociales, su conducción macroeconómica seria y responsable y la austeridad en el manejo de sus políticas fiscales, lo cual lo hace un lugar atractivo para quienes buscan un lugar seguro donde invertir sus capitales.
Nosotros agregamos que la disciplina fiscal es uno de los pilares de la sólida imagen internacional de Chile. Las cuentas fiscales han tenido un superávit sostenido, que sólo se interrumpió como consecuencia de la contracción económica registrada en 1999, cuando el déficit fiscal representó el 2,1% del Producto Interno Bruto (PIB), y durante la crisis económica mundial de 2009, cuando fue de -4,5%, cifra motivada por la disminución de los ingresos del país y por el mayor gasto fiscal, producto de un paquete de estímulo del gobierno por US$4.000 millones que, según cifras del Fondo Monetario Internacional (FMI), estuvo entre los cinco más grandes del mundo medido como porcentaje del PIB, a lo que ya nos hemos referido con anterioridad.
La economía chilena es reconocida por su trayectoria de crecimiento sostenido. Entre 2000 y 2009, el Producto Interno Bruto (PIB) del país se expandió a una tasa anual promedio de 3,7%, usando como base las cifras del FMI. Según cifras del Banco Central de Chile, el PIB, medido en precios corrientes, alcanzó en 2009 a los US$ 163.670 millones, más del doble de los US$ 74.032 millones registrados el año 2000. A su vez, entre 2000 y 2009 el PIB per cápita en dólares ha aumentado un 63,5%, llegando a US$ 14.341, ajustado por Paridad de Poder de Compra.
El estudio GEM, con el que habríamos nuestra nota semanal nos da otros datos interesantes, tales como que en nuestro país, el 16,8% de la población adulta, entre 18 y 64 años, se considera un emprendedor en etapas iniciales y un 6,0%, un emprendedor establecido. Estas cifras demuestran un aumento de prácticamente 2 puntos porcentuales en lo que se refiere a emprendedores en etapas iniciales y una leve disminución de 0,7 puntos en los establecidos, en comparación a la medición del año anterior.
Igualmente, en comparación a mediciones anteriores hubo un repunte en la percepción de buenas oportunidades, donde un 67,1% de la población que no está involucrada en la actividad emprendedora, opinó que existen buenas oportunidades para iniciar un negocio.
No menos valiosa es la información que nos indica que la dificultad para iniciar un negocio respecto al año anterior disminuyó de 69% a 47% en los emprendedores establecidos y de 61,7% a un 36,3% de los iniciales.
Esto último está entre las materias prioritarias de nuestras autoridades: hacer más eficientes las regulaciones, rebajar los costos de los servicios públicos y modificar impuestos específicos son sólo algunas de las medidas en las que se está trabajando intensamente.
“Se trata de quitar la grasa y de esta forma impulsar el crecimiento potencial del país y retomar una contribución positiva de la productividad en torno al 1,5%. Es un alineamiento completo al motor, pero sin que éste se sobrecaliente», afirma una fuente que está próxima a este proyecto facilitador e impulsor de nuevas actividades económicas.
No cabe duda: Chile es y será uno de los mejores destinos del globo para invertir.