La décima edición de la Pasarela 080 tiene lugar en los jardines del Palacio de Pedralbes, un lugar idílico y muy apetecible donde las colecciones tienden a ‘perderse‘, si no tienen suficiente fuerza, pero el impacto visual es bellísimo. Digno de las propuestas más exquisitas. Lo cierto es que la primera impresión -que siempre, dicen, es la que cuenta- es magnífica. El espacio cuenta con diferentes escenarios dedicados a la investigación de materiales y técnicas, al intercambio de ideas, a las exposiciones y a los desfiles; lo que me sugiere que quizás el concepto inicial haya evolucionado hacia algo mucho más global e interesante y deba cambiar su definición por otras más identificativas como, quizás, “Movimiento 080” o “Cápsula de Innovación y Diseño 080”; por qué no.
Lo cierto es que el nombre “Pasarela 080” ya no representa a este concepto que parece definirse paulatinamente a trancas y barrancas, pero que resulta cada vez más sugerente. En definitiva invita a pensar que la Pasarela en sí, sólo debería ser la expresión palpable y práctica de todas las teorías, conceptos e ideas innovadoras y de vanguardia que se ‘cuecen‘ en el proyecto, y podría ser que, por ahí, Barcelona consiguiera su espacio natural de moda; más relacionado con el concepto global de diseño y la innovación, que con la Pasarela en sí. “Fomentar la simbiosis entre la industria de la moda y la industria tecnológica” ha declarado Xavier Mena, Conseller de Empresa y Educación de la Generalitat de Cataluña; un loable proyecto si se le añade un objetivo.
En fin. De momento y sin aventurarnos hacia un análisis precipitado de esta 080en plena recesión, diremos que ha comenzado con buenas vibraciones -en lo que al evento y perspectivas de actividades creativas se refiere- y despertando muy poco interés con los desfiles. Desigual, marca de alto perfil de internacionalización y exponente del éxito, ha aprovechado el entorno para impactar con un desfile multitudinario cerrado por una verbena; un ambiente muy “de feria” absolutamente entonado con el estilo colorista de sus colecciones.
Veremos. Porque después de diez ediciones la Pasarela 080 todavía aparece como un ente ambiguo donde todo cabe y nada prospera, con un nivel de influencia prácticamente nulo; eso sí, enmarcada en unos entornos urbanos inmejorables. Se impone el debate ahora más que nunca. Pero, lo dicho. Ya veremos.
Gema Castellano
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