La historia de Jaume es la de otros muchos que han alcanzado el éxito profesional y se han perdido muchas emociones personales; pero él, ha sabido dar marcha atrás a tiempo, para recuperar unos valores que son, realmente, los que lo convierten en un ser feliz. Financiero de profesión con puesto de responsabilidad en la Banca Privada, Jaume Muedra recurrió a los recuerdos de su infancia cuando su familia -sus hijos- le hicieron saber, sin saberlo y con esa espontaneidad que tienen los niños, que se estaban acostumbrando a crecer sin sentir la necesidad de recurrir a él, para solventar los problemas que les planteaba su cotidianeidad.
Buscó opciones y las encontró en su infancia, en su familia y en su barrio, la Barceloneta, donde su madre –la Pepi– era la ‘reina’ de las ‘bombas de carne‘, en un ambiente de taberna y sociabilidad callejera. Sí. Sus padres regentaban una taberna donde se servían tapas frescas hechas con todo el cariño y los mejores ingredientes; porque entonces el ‘qué dirán’ era muy importante, y la Pepi la gozaba cuando todos alababan su buen arte culinario. Bacalao con tomate, ensaladilla rusa, croquetas… y, como no, las inigualables ‘bombas de carne’ que dieron tanta fama a La Ostia.
Así se llamaba la taberna –L’Ostia– y, créanme, hay tantas justificaciones para el nombre como perfiles de personajes que pretenden saber su origen. Los argumentos van desde los más escrupulosamente cultivados -los que aseguran que la taberna se llama así en honor al antiguo puerto de Roma- hasta los más mundanos, esos que achacan a la excelencia de la comida y al buen trato de los taberneros, el hecho de que lo clientes respondieran: “¡es la ostia!”, cada vez que algún forastero pedía referencias sobre el establecimiento. Fuera como fuere, y cada cual que se quede con la versión que más le guste, Jaume ha querido recuperar el nombre para reinventar un concepto de hostelería extremadamente familiar; y no crean. Allí ha estado su madre, supervisando, para asegurarse de que la tradición se mantiene.
“La Ostia de la Barceloneta”, la de Jaume -la innovadora con sabor añejo-, está situada en la Plaza de la Iglesia; en una planta baja donde antaño convivían una vivienda, un negocio y una escuela de flamenco. Sorprendente, a juzgar por las modestas dimensiones del local, pero es que -en el barrio- los pisos nunca han superado los 30 m2. Gracias al hacinamiento que provocaba la convivencia de incluso tres generaciones en una sola vivienda, la vida se desarrollaba en la calle y en las tabernas; donde los pescadores y trabajadores de metro socializaban, tomaban sus chatos de vino, hacían el vermut del domingo, abordaban los madrugones con el carajillo, e incluso comían.
Jaume Muedra sabía que, volver a su barrio, sería un reto solo superado por la osadía de recuperar sus orígenes de empresario familiar. También era consciente de que la tradición debería ir de la mano de la innovación, de la vanguardia, de la especialización y de la excelencia; tanto en el planteamiento empresarial como en la gestión. Porque la Barceloneta es ahora un barrio transgresor, donde la exigencia de la clientela alcanza un elevado grado. No bastaba con un ‘revival‘ y para conseguir lo imposible ha implicado a ‘los mejores’, a los que han demostrado mayores aptitudes y actitudes para entender cómo debería ser el nuevo “La Ostia”.
Firmado por Estrella Salietti, el interiorismo es una interpretación magistral de los espacios propios de una Barceloneta ‘sesentera‘, vistos desde una perspectiva absolutamente ‘deco‘. Todo rememora un ‘intimismo tabernero‘ que gusta, pero al mismo tiempo, mantiene una línea de coherencia decorativa que sugiere estética, clase y diseño. Salietti no es de las que finalizan un proyecto. La implicación con sus trabajos es tal que siempre están en movimiento, haciéndolos evolucionar a medida que su inspiración toma un rumbo u otro. Jaume sabía que sólo ella podría comprender la sensibilidad de un barrio tan peculiar y entroncado con la historia de la expansión de la ciudad de Barcelona.
La Pepi, por supuesto, ha sido la encargada de reeditar las recetas de todas sus tapas. La ‘Bomba de Carne‘ sigue siendo la ‘vedette principal’; pero, hay que reconocer, que las cosas han cambiado en ‘La Ostia’. Y no para mal. Porque además de los boquerones fritos, los buñuelos de bacalao o las croquetas de jamón ibérico -entre otras tapas de tradición- en ‘La Ostia’ se pueden degustar delicatesen de la cocina de diseño como ‘virutas de foiegras hecho en casa‘, ‘tartar de atún sobre aguacates y huevas de salmón‘ o ‘parmentier con tuétano, yema de huevo y trufa‘; sin olvidar las soberbias interpretaciones de básicos gastronómicos ‘de casa’ como ‘huevos fritos con patatas, jamón ibérico y queso manchego‘, ‘salteado de garbanzos con espinacas y butifarra‘ o ‘almejas a la marinera con jamón ibérico‘. El responsable de esta extravagante y excelente fusión es ‘Sebas‘, un exquisito ‘chef’ que prefiere llamarse ‘cocinero’, educado en los fogones de la Escuela Hoffman. Un genio.
A estas alturas, es inútil dudar de la capacidad de Jaume para crear equipo. Incluso los camareros y camareras son hijos de pescadores, gentes del barrio implicadas al máximo en la filosofía del negocio. Rodearse de los mejores, dicen los expertos, para alcanzar el éxito. Aún así, él siempre está en la Ostia para recibir a sus clientes; porque un financiero sabe que sólo ‘el valor añadido’ hará que su negocio familiar brille sobre los demás.
Sus hijos van y vienen. Ahora saben que su padre siempre está, y también lo hacen sus amigos; con quien pone en práctica la sinergia siempre que el proyecto lo merece. Fernando Peñas es un empresario sevillano que gestiona la empresa Barcelona Charter, dedicada a ofrecer al usuario náutico una flota de barcos nuevos de primera línea con conexiones en diferentes puertos del Mediterráneo y una atención personalizada. Juntos pondrán en servicio ya, para estas fechas navideñas, un original ‘forfait‘ para los clientes que lo deseen que incluirá paseo por mar para ver Barcelona desde otra perspectiva y posterior menú especial en La Ostia; un ‘planazo’ que se convertirá en un regalo perfecto. De esos que no se olvidan. Empresarios de calidad que invierten en sus barrios de origen. La mejor manera de recuperar la ciudad.
Gema Castellano
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