Lo cierto es que la coyuntura económica todo lo tambalea y aunque hablamos de un sector sólido y floreciente en sí mismo, las estructuras y la organización que sostienen la Barcelona Bridal Week también reconoce estrecheces.
Pero vamos por partes. Barcelona ha ganado el pulso a Madrid ante la maniática lucha territorialista de duplicar los eventos de moda, de la misma manera que Madrid le torció el brazo a Barcelona en el asunto de la Pasarela de pret-à-porter.
Sin embargo, ninguno de los dos casos se ha resuelto por una decisión política, sino que es la industria la que, finalmente, decide.
Y es la industria nupcial la que apuesta por Barcelona, aunque esto tampoco sea garantía de perdurabilidad. Porque todavía está sin resolver el aspecto del compromiso de ayudas institucionales, paralizadas a causa de la crisis económica y también política, e incluso la apertura de un posible debate sobre si la administración debe apoyar económicamente este evento de moda, o no.
Y mientras Barcelona cierra la BBW 2013 con sobresaliente, desde Madrid llegan ecos disonantes que no vienen de IFEMA, cuyo director de los Salones de Moda –Francesco Malatesta– defiende, con mucho tino y sentido común, la tesis de que España tenga una única pasarela nupcial. Es Modesto Lomba -presidente de la Asociación de Creadores de Moda Española (ACME)- el que, en un súbito ataque de soberbia, insiste que el Madrid debe ser la sede de los desfiles de novias de atelier. Un día deberá explicar a qué se refiere.
Porque mientras unos especulan, otros sí visten novias de atelier elevando el prestigio internacional del producto nacional. La firma Raimón Bundó se ha reforzado con la crisis y ha presentado sobre la pasarela dos colecciones paralelas ricas en los materiales, creativas en el diseño y excelentes en su confección artesanal.
Cristina Arana, su diseñadora más veterana, no deja de sorprender por su elegancia. Sus vestidos llevan el sello de la distinción en el más amplio sentido del término y las novias más refinadas y tradicionales esperan cada teporada sus propuestas.
Ivonne Ruíz, la segunda generación, lleva ya algunos años defendiendo con dignidad “IR de Bundó”, la firma de la casa más ‘happy’, ‘bohemia’, ‘hippie’, ‘simpática’, ‘extrovertida’, ‘divertida’, ‘alegre’ y ‘mágica’. Una explosión de frescura, que se ha consolidado en esta colección para 2014 como la alternativa perfecta y definitiva al elegante dogmatismo de Raimón Bundó. Bellísimas colecciones de atelier y un eterno compromiso de calidad y creatividad con el sector, que hacen de la firma una de las indispensables. Así es Raimon Bundó. El ‘pedigrí’ del Gaudí Novias.
Gema Castellano
@GemaCastellano
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