Imaginemos que llegamos a un restaurante y no sabemos muy bien qué pedir. Nos ofrecen una carta de vinos repleta de referencias que nos suenan en mayor o menor medida (a veces ni siquiera eso), con unos precios (también a veces) desorbitados, junto a otros que no lo son tanto pero… “es que no sé si estará bueno”. De pronto ahí encontramos Viña Mayor, y entonces la elección puede resultar bastante más sencilla, porque llegado el caso podremos disfrutar de las bondades de un buen Ribera del Duero a un precio estupendo. ¿O deberíamos decir de un estupendo Ribera del Duero a un buen precio? Sea como fuere, habremos acertado.
Destaca en Viña Mayor su color rojo picota, la vivacidad de sus tonos limpios, sus aromas de frutos rojos maduros, una cierta acidez que en nada altera la suavidad y el equilibrio, la sabrosa y persistente sensación que deja en boca. Largo, duradero. Un crianza de 12 meses en barrica, uno de esos vinos españoles por debajo de los diez euros (para ser algo más exactos ronda los 9) y que confirman aquello de que la calidad no siempre va asociada a un excesivo precio. No siempre, aunque sí en ocasiones.
Han vuelto a dar en el blanco las bodegas que llevan el mismo nombre, situadas en Quintanilla de Onésimo (Valladolid), porque este tinto se antoja muy adecuado para celebrar y compartir con la familia, con los amigos, para los momentos sencillos o para quedarse tranquilo, para disfrutar del vino sin pensar demasiado, que de eso ya acostumbramos a tener más que suficiente.
Mar Villasante