Así nació Raimat, la bodega que la familia Raventós posee en tierras leridanas con viñas importadas de California, casi lindando con Aragón. Allí se mima un viñedo único, de los primeros que se vendimia en toda Europa, y se ensaya con la innovación y la investigación con el objetivo de conseguir una viticultura integrada y, parte de ella, ecológica mediante estudiadas estrategias de agricultura sostenibles. En este sentido, el cuidado y dedicación que invierte la familia en el sueño de Manuel Raventós, es exquisito. Recientemente se han plantado más de 4.000 árboles entre pinos y encinas con el fin de controlar la erosión en un terreno que no deja de poner a prueba a sus cultivos y sus sofisticados sistemas de gestión hidráulica han supuesto una inversión que sobrepasa los 2,5 millones de euros.
En este sentido -el de la gestión del agua mediante estrategias de sostenibilidad y medioambiente- el centro de investigación y desarrollo que el Grupo Raventós tiene en Raimat -una población que desarrolla su actividad vital en torno a las viñas y la producción de vino- presentó en California a principios del verano de 2014, en colaboración con el Instituto Catalán de Investigación y Tecnología Agroalimentarias (IRTA), el proyecto Managing Irrigation to Improve Wine Quality, un protocolo basado en los resultados de los estudios realizados in situ, en la finca Raimat, en Lléida, que pretende profundizar en el conocimiento de estrés hídrico sobre la calidad del vino producido en un entorno semiárido, ante el contexto actual de un cambio climático que requiere incidir en un uso más eficiente del agua.
Verán. Manuel Raventós fue un auténtico visionario. A principios del S.XX vio la gran oportunidad después de que esas tierras infértiles dedicadas al pastoreo, se convirtieran al regadío en 1910, gracias Canal de Aragón y Cataluña y su derivación, el Canal de Vallmanya. La familia Codorniu colonizó el mismo territorio que en el s.XII reconquistara a los árabes Guerau de Jorba, miembro del Consejo de Ramón Berenguer. Como testimonio de las gestas ha quedado un fabuloso castillo reconstruido en 1914, el de Raimat, de origen islámico. En la puerta del castillo, situado en lo alto de una colina, aparece un enigmático escudo de piedra donde hay grabados una mano y un racimo de uvas, que corresponden, en catalán, a las palabras raim y ma. Se especula que Raimat viene de la unión de estas dos palabras, pero ningún dato histórico lo corrobora.
En cualquier caso, es tierra, sin duda, con historia y cultura, un aspecto que el grupo vinícola pretende también explotar. Porque uno de los objetivos prioritarios de las nuevas generaciones de la familia, nos cuenta Mar Raventós, es el turismo enológico. Aprovechando el Centenario, que ahora la casa festeja, Raimat ha preparado una exposición de fotografías históricas en una sala museo conmemorativa del Centenario, situada en la bodega; un edificio, sin duda, con interesantes connotaciones arquitectónicas. Me cuenta Javier Pagés, Director General del Grupo Codorníu y nieto del fundador, mientras nos dirigíamos junto a Mª del Mar Raventós, Presidenta del Grupo Codorníu, a la comida conmemorativa del Centenario -a la que asistieron cien personalidades de diferentes sectores empresariales- que se trata de un edificio emblemático construido en 1918 por el arquitecto discípulo de Gaudí, Joan Rubió i Bellver quien utilizó, por primera vez en España, el hormigón como material de construcción.
En esta innovadora construcción de 1918 obra del arquitecto y discípulo de Gaudí, Joan Rubio i Bellver apodada por quienes la visitaban como ‘Catedral del Vino‘, el aire caliente quedaba atrapado en las bóvedas y arcadas del techo, que ofrecía un ambiente inusual y enigmático en aquella época. Un lugar especial para los amantes del enoturismo, sin duda.
Pero lo cierto es que Raimat no podía celebrar su 100 Aniversario sin sorprender con un vino de excepción. Al frente del proyecto y del equipo, una jóven enóloga que no supera los treinta años y el resultado son 603 botellas en edición limitada de un vino elaborado con uva de la mejor viña de 2013 tratada con un mimo especial, situada en las mejores parcelas de Chardonnay y de Xarel.lo. Se comercializará a partir de la primavera de 2015, en tiendas especializadas y en las misma bodega, a un precio aproximado de 100 euros. Atentos deberán estar los aficionados a los caldos de innovación.
Respecto a la expansión internacional, Mar Raventós es firme. “Queremos abrir nuevos mercados pero con respeto” nos responde. Porque su apuesta es clara por el mercado doméstico, que absorbe el 70% de las ventas. Raimat, que cerró el último ejercicio con una facturación de 14,3 millones de euros, exporta por valor de un 15% de su facturación a los países escandinavos. También tiene presencia en los mercados de Estados Unidos, Reino Unido, Suiza y Holanda.
Pero la mejor manera de comprender este vino de solera y clase es viajar a Raimat, porque allí está la esencia para una experiencia enológica inolvidable.
Gema Castellano
@GemaCastellano
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