Desde el 1 de enero del 2017, la región San Juan de Luz reagrupa 11 ciudades y pueblos: Ahetze, Arbonne, Ainhoa, Ascain, Briatou, Ciboure, Guéthary, Saint Jean de Luz, Saint Pée Sur Nivelle, Sare y Urrugne. Un territorio entre el océano y la montaña que encuentra su energía en la tierra.
Detrás de los elegantes escaparates, de los balnearios mecidos por las olas y de un litoral salvaje, se abren las puertas al interior de la región con encanto. Una tierra de contrastes acogedora y a su vez elegante, festiva y deportiva. Ahí van nuestras recomendaciones…
• Dulces de la confitería Pariès, en Saint Jean de Luz
Desde hace más de un siglo la casa Pariès elabora sus bombones con la receta tradicional que usaba la familia desde que abrieron el establecimiento. Destacan:
Los kanougas: la especialidad más antigua del establecimiento. Son deliciosos bombones de caramelo y chocolate, tiernos y fundidos en su interior, enriquecidos con nueces o avellanas, o al aroma de vanilla o café.
Los mouchous: un interior suave con sabor a almendra dulce envuelta en una costra crujiente, normalmente confundidos con los macaroons. Para descubrir los secretos de fabricación de estas delicias se les propone a los más golosos una visita de treinta minutos a los talleres de Socoa en Urruña.
• Visitar un barco
Paseando desde el puerto de Hendaya podemos visitar la reconstrucción del ballenero San Juan, un galeón de 1563, ejemplo de los primeros buques de carga transoceánicos que zarpaban del País Vasco hacia Terranova. Fiel reflejo del esplendor y hegemonía mundial de la industria marítima vasca que se hundió en la costa de Canadá, en Red Bay, en el año 1565. A diario, una decena de carpinteros miden, sierran, tallan y lijan las piezas de madera que constituyen ese navío de 28 metros de largo y 7,5 metros de ancho.
Aviso a los aficionados: se puede apadrinar el navío comprando una de las piezas del barco valorado en 3 millones de euros y que será botado en 2020. Una obra titánica, declarada patrimonio de la humanidad por la Unesco que los amantes de la vela no se pueden perder.
• Las calas vascas en Kayak
Los paisajes se suceden a lo largo del litoral desde la bahía de Hendaya hasta el Cap du Figuier (Cabo de la Higuera). En las aguas poco profundas de la “Baie des Cochons” o del acuario la arena es blanca, las aguas cristalinas y el fondo luminoso y lleno de colores. Ideal para practicar el snorkeling o simplemente tumbarse al sol.
Nuestra recomendación: almorzar como Robinson Crusoe en una pequeña cala y, a la vuelta, hacer kayak remando entre las rocas y los barcos de pesca del puerto de Fuenterrabía. La última etapa discurre bordeando la costa, bajo los acantilados del litoral entre el océano y el monte.
• El litoral de las estrellas… Michelín
San Juan de luz cuenta con dos restaurantes con estrella Michelín: el Kaiku, instalado en una de las casas más antiguas de la ciudad y, desde este año, el Océan. El chef Christophe Grosjean, al mando del restaurante del Grand Hotel, ha conseguido su primera estrella de la Guía Michelín y ha sabido imponer una cocina de autor, inventiva y generosa que se adapta a ritmo de las estaciones. Entre sus platos estrella, el Chipirón desestructurado y recompuesto en blanco y negro, o el bombón de ostra en jalea relleno de limón cortado y apio.
• Las grutas de Sare
La grutas de Sare constituyen una formación geológica atípica de más de dos millones de años con amplias salas de dimensiones espectaculares, un porche de entrada catalogado entre los mas grandes de Aquitania y un hábitat prehistórico. La visita sumerge a pequeños y mayores en las profundidades de la tierra a lo largo de un recorrido de 900 metros de luces y sonidos, acompañados por un guía que explicara la mitología y el origen del pueblo vasco.
Gustavo Egusquiza @GusEgusquiza
Pulsa las fotos para ampliarlas