Hace aproximadamente dos años que en la isla de La Palma se venían produciendo movimientos sísmicos profundos, que ponían en evidencia nuevas presiones susceptibles de desembocar en una erupción. Son palabras de Jesús Ibáñez, catedrático de Física de la Tierra e investigador del Instituto Andaluz de Geofísica de la Universidad de Granada. “Hablamos de pronósticos, nunca de predicciones”, aclara Ibáñez.
Hace aproximadamente seis meses se produjo una crisis sísmica relativamente importante. La comunidad científica comienza a pensar en ese momento que se podría generar una erupción y empieza a barajarse un escenario plausible. Pero la escala de tiempo geológico no tiene nada que ver con la escala de tiempo humano y el problema era saber cuándo.
Nueve días antes de la erupción del volcán de Cumbre Vieja, ya se empieza a notar una sismicidad con una alta energía en la superficie. El escenario eruptivo se hace mucho más evidente. El semáforo volcánico pasó a ser amarillo. Días después, el único escenario para toda la comunidad científica era el de la inminente erupción; siempre sin poder especificar el día y la hora.
“Desde el punto de vista social la población requiere una respuesta concisa e inmediata, pero eso es imposible. Desde el punto de vista preventivo, ¿quién toma la decisión de arriesgarse a anticiparse?” J. Ibáñez
Es muy posible que la erupción dure meses; no se puede predecir. Por mucho que intenten mirar al interior de la tierra, la única forma que tienen los expertos de saber qué ocurre allí es a través de métodos indirectos. Los terremotos, la magnetotelúrica, la geoquímica, la geofísica… pueden ayudar. «Lo que sí se sabe es que el fenómeno eruptivo es muy energético, que va a durar más tiempo, y que va a funcionar a pulsos«, asegura el profesor Ibañez. «Habrá momentos en los que parezca que baja la actividad para después volver a subir»
El profesor Ibáñez se niega a institucionalizar el término “vulcanólogo”. «La vulcanología es la ciencia más multidisciplinar que nos podemos encontrar», insiste el catedrático. En ella cabe la geología en todos sus aspectos, pero además entra la geomorfología, que es la geografía; cabe la física -sismología, geotermia, gravimetría, magnetismo-, cabe la química de todos los fluidos e incluso la biología. En física de la atmósfera los meteorólogos también son fundamentales y no podemos olvidar los aspectos sociales y psicológicos, o a los historiadores.
Entrevista en directo con el investigador Jesús Ibáñez, catedrático de Física de la Tierra e investigador del Instituto Andaluz de Geofísica de la Universidad de Granada
Respecto al comportamiento de los volcanes, Ibañez prefiere hablar de ellos según su índice de explosividad, más que otorgar un nombre al tipo de erupción. El volcán de Cumbre Vieja es de baja explosividad, efusivo y fisural.
“Es más correcto hablar de físicos que trabajan en volcanes. El vulcanólogo como tal no existe. Debería ser un sabio tan grande que pudiera abarcar todos los campos” J. Ibáñez
El catedrático de Física de la Tierra e investigador del Instituto Andaluz de Geofísica de la Universidad de Granada se ha mostrado extraordinariamente crítico con el plan de evacuación de las personas que habitaban en torno al volcán, que se ha llevado a cabo en la isla de La Palma. La comunidad científica ha estado trabajando para reflejar todo lo que está ocurriendo y hay una toma de decisiones que afectan a la población, explica Jesús Ibáñez. En circunstancias como las que vive La Palma, a las autoridades no les debe importar equivocarse. Hay que ir por delante incluso si después hay que rectificar.
La población debe estar educada. Es propio de la cultura mediterránea ser fatalistas y no hablar de ciertos temas. Si pretendemos entrenar a la población sobre los riesgos parece que los estemos invocando. Es cosa de agoreros. Pero la realidad es que si la población está entrenada sobre los riesgos de las zonas donde viven, la respuesta en caso de alarma será la mejor. Alertar a la población sobre una posible erupción aunque luego no la haya, no va a ser un fallo ni de políticos ni de científicos. Va a ser un elemento de protección para la población.
Audio editado de la entrevista en formato podcast
El profesor Ibañez pone un ejemplo claro. En la Costa Este de Estados Unidos, entre otros fenómenos que pueden afectar a la población como volcanes o terremotos, tienen la afectación por tsunami que pueden tener lugar en Japón, en Alaska o en Chile. La población está educada para que en caso de una emergencia pueda autoevacuarse de manera ordenada y esperar las instrucciones.
En un pueblo de Oregón se produjo una emergencia que resultó ser falsa y toda la población se autoevacuó de manera ejemplar. Ningún padre corrió en pánico al colegio a rescatar a su hijo. Todos se encontraron en el punto de encuentro.
Si en España supiéramos hacer esto, podríamos haber informado a la población de una posibilidad de erupción para que se prepararan. Y dejarles claro que si se produce la erupción la población ya no podrá volver a esa zona. Hay que reubicarla. Hay que pensar en una nueva ordenación territorial.
Con respecto al futuro de La Palma, el profesor Ibáñez recalca que las tierras volcánicas son las más fértiles en parte gracias a esa ceniza que ahora es tan perniciosa y que pronto la isla podrá ofrecer un espectáculo extraordinario en especial a un turismo de volcanes, muy lucrativo.
De momento es un volcán que tiene una gran energía acumulada. Es un volcán de alta energía que evolucionará
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