La investigadora Estela Romero, del Centro de Investigación Ecológica y Aplicaciones Forestales (CREAF), ha firmado una editorial en la revista Science of the Total Environment¹ en la que alerta sobre el uso masivo e ineficaz de nitrógeno en los fertilizantes agrícolas. Según los estudios, casi el 80% del nitrógeno aplicado se «pierde» en lugar de ser aprovechado por los cultivos y tiene múltiples impactos negativos:
- Eutrofización: El exceso de nutrientes, como el nitrógeno, se filtra al agua, lo que provoca la eutrofización, es decir, el crecimiento excesivo de algas. Esto lleva a la pérdida de oxígeno en el agua, amenazando a los organismos acuáticos y afectando la calidad del agua.
- Acidificación del suelo: El nitrógeno en exceso contamina el suelo, causando acidificación, lo que puede perjudicar su fertilidad a largo plazo.
- Contaminación atmosférica: La pérdida de nitrógeno se traduce en la emisión de gases de efecto invernadero, contribuyendo al calentamiento global.
Llamamiento a estrategias sostenibles
Romero coordina un número especial de la revista que recopila investigaciones sobre los impactos del uso masivo de nitrógeno y posibles soluciones. En este contexto, hace un llamado urgente a implementar estrategias y políticas que permitan alimentar a una población mundial creciente sin perjudicar la salud de los ecosistemas. La editorial recalca la importancia de cambiar la perspectiva negativa de los productores sobre este tema, promoviendo prácticas más sostenibles.
Implementar más agroecología, recuperar el nitrógeno de las aguas residuales o cambiar nuestros hábitos alimentarios son acciones clave para hacer compatible la alimentación y el bienestar humano ligado a unos ecosistemas sanos
Entre las soluciones propuestas, los autores destacan el potencial de la agroecología y métodos innovadores para recuperar el nitrógeno de las aguas residuales urbanas. Romero y su equipo concluyen que la ciencia ha avanzado considerablemente en esta área y que existen diversas opciones viables, tales como cambios en los hábitos alimentarios, mejoras en la gestión agrícola y prácticas de circularidad que pueden garantizar la seguridad alimentaria dentro de límites planetarios seguros y justos.
Estrategias eficaces para la reducción de pérdidas de nitrógeno
La editorial recopila varios trabajos científicos que buscan soluciones para reducir las pérdidas de nitrógeno a la mitad antes de 2030. Entre las estrategias sugeridas, los estudios coinciden en que la transición a prácticas agroecológicas ofrece beneficios tanto para la salud de los ecosistemas como para la salud humana. “Los estudios demuestran que un cambio hacia las rotaciones de cultivos ecológicos, la reconexión entre agricultura y ganadería, y la reducción de productos de origen animal consiguen disminuir a la mitad las emisiones reactivas de nitrógeno al medio ambiente, al mismo tiempo que aumentan la autosuficiencia alimentaria en Europa”, afirma Romero.
Asimismo, los autores respaldan las medidas de la iniciativa “Farm to Fork” de la Unión Europea, que buscan reducir en un 40% el uso de fertilizantes sintéticos y piensos importados, y disminuir en un 30% las pérdidas medioambientales de nitrógeno. No obstante, Romero aclara que, aunque estas medidas son menos eficaces que la transición agroecológica en términos de reducción de gases de efecto invernadero, no alcanzan el objetivo de recortar las pérdidas de nitrógeno a la mitad.
Incentivar sistemas circulares y soluciones basadas en la naturaleza
Los artículos también analizan la importancia de incentivar sistemas circulares, como aprovechar el nitrógeno contenido en las aguas residuales urbanas para irrigar campos y zonas verdes en áreas periurbanas o reconectar la agricultura con la ganadería. Además, se explora la eficacia de soluciones basadas en la naturaleza, por ejemplo, la plantación de vegetación en los canales de irrigación para retener el nitrógeno y evitar la contaminación de ríos y acuíferos.
Participación activa de productores y consumidores
Las soluciones propuestas requieren una participación activa tanto de los productores (agricultores y ganaderos) como de los consumidores. Las elecciones de consumo tienen un papel determinante en la reestructuración de los sistemas agroalimentarios a gran escala. Reducir la ingesta de proteínas animales, priorizar alimentos ecológicos y disminuir el desperdicio de alimentos son acciones clave al alcance de todos para frenar las pérdidas de nitrógeno.
Sin embargo, desde la perspectiva de las ciencias sociales, los estudios indican que los productores aún muestran resistencia a estas medidas y necesitan más información y apoyo para equilibrar la producción agrícola y ganadera y transitar hacia sistemas más sostenibles. “Desde la ciencia proponemos aprobar políticas más estrictas, pero también buscamos vías constructivas que incluyan ayudas o incentivos para que estas medidas sean socialmente aceptables”, concluye Romero.
Artículo redactado con asistencia de IA (Ref. APA: OpenAI. (2024). ChatGPT (versión GPT-4). OpenAI).